Frustración, indignación y miedo entre turistas atrapados por las protestas en España
La frustración, la desinformación, el miedo y la indignación han sido las sensaciones más habituales en esta jornada de protestas en el aeropuerto de El Prat (Barcelona), convertido ayer en epicentro de las movilizaciones independentistas contra la sentencia de los dirigentes secesionistas, y que ha afectado, entre otros, a turistas latinoamericanos.
“Yo lo siento, pero no pienso volver a Cataluña. En su día me dio pena que los metiesen en prisión, pero no es tan grave como para hacer esto. Esto también es violencia de la que se quejan”, explica a Efe Ana, una turista mexicana, en referencia a los incidentes vividos a lo largo de la jornada en el aeropuerto.
Janice, venezolana, lee la prensa española en su móvil para -según dice a Efe- tratar de entender, sin éxito, por qué los jóvenes que han tomado el aeropuerto no les dejan seguir adelante.
"Será por qué soy venezolana, pero me extraña que la gente no esté más en pánico ante la falta de comida en los cafés", comenta.
"Se les ha ido de las manos. Esto tiene difícil solución si nadie da su brazo a torcer”, dice Xandre, un padre de familia que gestiona cómo puede el hecho de haberse quedado sin vuelo y sin saber dónde él y los suyos pasarían la noche.
“Hemos andado más de 2 kilómetros bajo la lluvia con el carrito con mi hija de tres años y otro de 18 meses en brazos”, explica.
Los padres de los pequeños Xiana y Anton no saben si su vuelo en dirección a Santiago llegará a salir. Vueling no les ha dado ninguna solución, dicen.
Turistas nacionales e internacionales se muestran pacientes, aunque de vez en cuando alguien eleva el tono para echar en cara a los manifestantes -fácilmente identificables por sus símbolos y banderas- que busquen provocar el colapso.
Mientras se producen las cargas y los enfrentamientos, los turistas atrapados en la situación de crisis que les rodea buscan la manera de evitar el peligro.
Cuando se escuchan lo que parecen salvas de la policía, hay turistas que corren con los pasillos con sus maletas.
En los pasillos de acceso al aeropuerto, los viajeros intentan abrirse paso a través de las 'barricadas' tendidas por los manifestantes con carros portaequipajes.
El 14 de octubre de 2019 será, probablemente, una fecha que recordarán por la tensión vivida en primera persona.