El jurista Kais Saied elegido presidente de Túnez con más del 75% de los votos, según TV estatal
El jurista Kais Saied obtenía la victoria de las elecciones presidenciales tunecinas con casi 77% de votos, según una proyección de la cadena televisiva estatal Wataniya, que confirma las tendencias expresadas en una primera encuesta difundida poco antes.
Saied lograba más de 50 puntos porcentuales de ventaja sobre su oponente Nabil Karoui, un controvertido hombre de negocios encarcelado hasta el miércoles, que obtuvo el 23% de los sufragios, según el instituto de sondeos Sigma.
La publicación de la encuesta desencadenó gritos de alegría entre los partidarios de Kais Saied, reunidos en un hotel de Túnez, según una periodista de la AFP.
Los resultados oficiales no deberían ser conocidos antes del martes.
Pero los cálculos suministrados por la Wataniya confirman una primera encuesta publicada poco antes por el instituto Emrhod, según el cual Saied, 61 años, obtuvo 72,5% de los votos, frente a 27,5% para su adversario.
Poco después de este primer sondeo, los partidarios del universitario expresaron su alegría en la avenida Bourguiba, en el centro de la capital, haciendo sonar las bocinas de sus vehículos.
La tasa de participación fue algo mejor que en la primera vuelta, indicó el organismo encargado de los comicios, la Instancia Superior Independiente de las Elecciones (ISIE).
Los colegios electorales cerraron a las 18H00 (17H00 GMT).
Para estas segundas elecciones presidenciales democráticas, con sufragio universal, los siete millones de electores tunecinos debían elegir entre Nabil Karoui, un magnate de los medios investigado por fraude fiscal, y Kais Saied, un profesor de derecho constitucional sin experiencia política.
Saied quedó en cabeza el 15 de septiembre, en la primera vuelta.
- "Ciudadano desamparado" -
Karoui, de 56 años, y Saied, de 61, dos personalidades diametralmente opuestas, tienen un solo punto en común: dieron la sorpresa al ser elegidos entre el pelotón de 26 candidatos, en detrimento, entre otros, de los dirigentes salientes, sancionados por una población exasperada por las disputas políticas y un horizonte económico bloqueado desde la revolución de 2011.
La muerte en julio de Beji Caid Essebsi, el primer presidente electo en unos comicios democráticos y por sufragio universal, obligó a adelantar las elecciones presidenciales varios meses, sumiendo al país en una saga política cuyo último giro fue la liberación el miércoles, in extremis, de Nabil Karoui, después de que la justicia la rechazara en varias ocasiones.
Karoui fue encarcelado el 23 de agosto, diez días antes del inicio de la campaña electoral para la primera vuelta, acusado de fraude fiscal y lavado de dinero. El candidato acusa al régimen de una operación política para sacarlo de la carrera presidencial.
"Esta rivalidad por el palacio de Cartago es más emocionante que un derbi" deportivo, resumió un treintañero que discutía en la avenida Bourguiba, principal arteria de Túnez, donde ambos campos reunieron a sus simpatizantes para su primer --y último-- mitin.
Aunque la seguridad mejoró claramente en los últimos años, el desempleo sigue carcomiendo los sueños de numerosos jóvenes y la inflación pesa sobre unos ingresos ya bajos.
Los dos rivales se opusieron la noche del viernes en un debate televisivo sin precedentes.
El empresario Nabil Karoui, con un perfil más pragmático y liberado apenas 48 horas antes, se mostró dubitativo y, en algunas ocasiones, impreciso, defendiendo al mismo tiempo la lucha contra la pobreza y el liberalismo económico.
Frente a él, Kais Saied, experto en derecho constitucional, volvió a mostrar su intransigencia y pidió un cambio de sistema para dar "el poder al pueblo".
- Formar gobierno -
Saied, un candidato sin partido que hizo suyos los valores de la revolución y asume su conservadurismo en cuestiones sociales, obtuvo 18,4% de los votos en la primera vuelta.
Numerosas formaciones llamaron a votarlo, entre ellas el movimiento de inspiración islamista Ennahdha, que quedó en primera posición en las legislativas celebradas a inicios de octubre, con 52 escaños de 217.
Karoui, que se presentó con los colores de Qalb Tounes, el partido que él mismo fundó en junio, logró 15,6% de los votos en la primera vuelta desde su celda en prisión. Aunque se presentó como un dique de contención ante el islamismo, pocas formaciones llamaron con claridad a votar por él, ni siquiera entre los considerados progresistas.
Tras esta segunda vuelta, todas las miradas estarán puestas en Ennahdha, el partido encargado con la ardua tarea de formar un nuevo gobierno.
La formación de Rached Ghannouchi deberá conseguir suficientes apoyos del resto de bloques para alcanzar la mayoría de 109 escaños.
Qalb Tounes, que rechazó cualquier alianza con los islamistas, es el segundo grupo en el Parlamento, con 32 diputados.