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DERECHOS HUMANOS

Violencia, pobreza y desigualdad, los grandes desafíos de la infancia en América Latina

Foto: Europa Press.

El creciente sobrepeso y el cambio climático también ensombrecen el futuro de los niños de la región

Los avances registrados en las últimas tres décadas en América Latina han sido sustanciales, pero la región sigue siendo aún la más desigual a nivel mundial y la más violenta pese a que en la actualidad no hay guerras abiertas. Violencia, pobreza y desigualdad son así los principales desafíos a que se enfrentan los 193 millones de niños y adolescentes de la región, unos desafíos a los que tiene la capacidad de responder.

La mortalidad infantil de menores de 5 años se ha reducido en más de un 70 por ciento, "un logro fundamental", destaca el portavoz del Fondo de la ONU para Infancia (UNICEF) en América Latina y el Caribe, Laurent Duvillier, mientras que en materia educativa también ha habido avances considerables.

Así, frente a los 3,4 millones de niños en la región que no iban a la escuela primaria en 1998 se ha pasado a 2,3 millones en 2018, de los que un millón son niñas. En lo que respecta a la educación secundaria, en 20 años se ha pasado de 13,5 millones a 9,8 millones, 4,6 de ellos niñas sin escolarizar.

Sin embargo, aún hay 72 millones de niños que viven en la pobreza en una región donde existe una "brecha inmensa" entre ricos y pobres que dificulta la erradicación de esta lacra para 2030, resalta Duvillier en entrevista con Europa Press.

"Los más vulnerables todavía se quedan fuera del sistema" y se ven "atrapados en un círculo vicioso de pobreza, exclusión y discriminación que se perpetúa de generación en generación", denuncia.

Otro de los grandes retos es el de la violencia. La región registra índices de violencia armada que le sitúan al nivel de países en guerra en otras latitudes con 67 adolescentes víctimas cada día de homicidio y una cuarta parte de los asesinatos de menores a nivel mundial, cifras sin duda "alarmantes" y que deberían provocar "vergüenza".

A ello se suma también la violencia sexual, con un millón de niñas y adolescentes víctimas, algo "inadmisible", y la violencia en el hogar, explica el portavoz de UNICEF.

Dos de cada tres niños han experimentado algún tipo de disciplina violenta, tanto psicológica como física, algo que se explica por el hecho de que "el castigo se ve como algo normal", lamenta.

"La violencia contra los niños se ve como algo aceptable y eso es algo que hay que romper", reclama Duvillier. América Latina se enfrenta al reto de "gestionar tensiones y divergencias sin tener que recurrir a la violencia", ya que de lo contrario el problema se seguirá "repitiendo de generación en generación" con los niños como "víctimas, testigos y perpetradores" como miembros de pandillas y maras, en un "círculo vicioso" que hay que romper, añade.

NO SOLO HAY QUE COMBATIR LA VIOLENCIA, SINO ERRADICARLA

En este sentido, UNICEF pide a los países un "compromiso desde el más alto nivel con erradicar y prevenir la violencia". Esto pasa, subraya, "no solo por combatirla, sino por considerar sus causas y raíces profundas".

Muchos de los países han realizado importantes avances en este ámbito y se han dotado de un marco legislativo pero esto no es suficiente, subraya Duvillier. También es necesario el compromiso de los ciudadanos a no usar la violencia, ya que de lo contrario aquellos niños que han sido víctimas o testigos terminarán recurriendo a ella, perpetuando el problema.

También es importante, romper con los estereotipos y roles de género asignados. "El cambio de mentalidad debe comenzar muy temprano" y el mejor momento para ello, según el portavoz, es en la enseñanza preescolar. Sin embargo, en América Latina esta aún se ve como un "lujo" y solo seis de cada diez niños de 3 y 4 años la reciben, siendo 2,5 veces más probable que un niño rico esté escolarizado a esa edad que uno pobre.

Es en esa edad, insiste Duvillier, cuando se puede cambiar la perspectiva de género, cuando se pueden promover valores y fomentar la convivencia pacífica y lograr "cambiar a una generación", puesto que el cambio una vez llegada la adolescencia es más complicado.

EMBARAZO ADOLESCENTE Y MATRIMONIO INFANTIL

Esta desigualdad entre hombres y mujeres queda reflejada en los índices de embarazo adolescente y matrimonio infantil, un problema que "los estados no ven como una prioridad" y que en algunos países "se ve como un problema de las niñas". Al contrario que en otras regiones, en América Latina son frecuentes los enlaces entre adolescentes que han iniciado una relación a edad temprana y que tras mantener relaciones desembocan en un embarazo precoz.

Para resolver este problema, explica Duvillier, es fundamental trabajar con los adolescentes desde edad temprana para que conozcan los derechos sexuales y reproductivos, que estos no sean "un tabú" y por tanto se puedan "evitar embarazos no deseados", y también fomentar el "respeto de los niños hacia las niñas".

Los adolescentes "no desarrollan relaciones basadas en el respeto mutuo y el diálogo sino que es una imposición" por parte de los chicos que tienden a ver a las chicas como "objetos sexuales", denuncia, apostando nuevamente por comenzar a fomentar el cambio desde edad muy temprana.

NIÑOS DESNUTRIDOS Y CON SOBREPESO

Otro de los problemas que preocupan a UNICEF es el de la alimentación. América Latina y el Caribe se enfrentan a lo que se denomina la "doble carga de la desnutrición", con más de 5 millones de menores de 5 años que padecen desnutrición crónica, lo cual afecta a su crecimiento y desarrollo intelectual, y casi 4 millones con sobrepeso.

Este último problema está asociado con la pobreza y la desigualdad. Las familias más desfavorecidas se enfrentan al "dilema" de tener que consumir alimentos de baja calidad, como "comida procesada o basura" que cuestan menos, ya que los alimentos saludables "están fuera de su alcance", explica.

Frente a este desafío, hay mucho que se puede hacer, empezando por "empoderar a las familias" para que dispongan de más información sobre lo que comen y que "sepan lo que es nutritivo y lo que no", sostiene. Para ello, países como Chile y México han apostado por una mayor transparencia en el etiquetado.

También es clave disminuir la comercialización de alimentos no saludables. México, por ejemplo, ha introducido un impuesto a las bebidas no azucaradas que permite disminuir el consumo a la vez que el Estado obtiene ingresos adicionales, ilustra el portavoz de UNICEF. Otra medida que puede ayudar a atajar el problema es ofrecer alimentos saludables en las escuelas y hacer que estos sean atractivos.

"América Latina no puede seguir con estas altas tasas de sobrepreso", subraya, incidiendo en que "no es bueno para los niños ni para el Estado ni la economía" por el coste que suponen en materia de salud, laboral y como carga para la sociedad los adultos obesos.

Otro de los desafíos que amenazan cada vez más el bienestar de los niños en la región es el cambio climático, con "desastres naturales cada vez más destructivos y frecuentes", como lo ha evidenciado el reciente paso del huracán 'Dorian' por Bahamas. En 2017 hubo más de 8 millones de niños afectados por desastres naturales, mientras que 13 millones viven en áreas de alto riesgo de sequía y otros 13 millones en zonas de riesgo de inundación.

Frente a todos estos problemas, "América Latina tiene todo un potencial, que son los jóvenes, una generación creativa y con dinamismo". "Los jóvenes de la región se preocupan por la violencia y el medio ambiente y muchos de ellos están adoptando acciones concretas y no están esperando a nadie para empezar a cambiar la situación", subraya Duvillier.

"América Latina tiene la capacidad (...) para superar las dificultades y responder a los desafíos de la infancia pero ello requiere escuchar a los jóvenes y los niños, ver lo que están haciendo y respaldarlos", sostiene el portavoz de UNICEF, que llama tanto a los gobiernos como al sector privado a que lo hagan.