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GUERRILLA COLOMBIA

El Gobierno tacha de "narcoterrorista" la fusión de FARC y ELN y asegura que el Estado "está preparado"

El ministro de Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, ha subrayado que la eventual fusión de las disidencias de las FARC y el ELN dará lugar, no a una nueva guerrilla, sino a un "grupo narcoterrorista", asegurando que "el Estado está preparado" para combatirlo, y ha descartado que cunda el ejemplo porque "la inmensa mayoría" de los antiguos combatientes de las FARC están comprometidos con la paz.

"Ahí no hay la formación de un grupo guerrillero nuevo, sino el nacimiento de un grupo narcoterrorista que está protegido por la dictadura de (Nicolás) Maduro" en Venezuela, ha dicho el canciller colombiano en una entrevista concedida a Europa Press al ser preguntado sobre la intención de los disidentes de las FARC de aliarse con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

'Iván Márquez' y 'Jesús Santrich', entre otros, anunciaron el pasado mes de agosto su vuelta a las armas bajo las siglas y los símbolos de las FARC en respuesta a la supuesta "traición" del Estado colombiano al acuerdo de paz firmado en 2016 por la guerrilla y el Gobierno, en cuya negociación participaron ambos.

Trujillo ha descartado un efecto llamada, a pesar de que 'Iván Márquez' y 'Jesús Santrich' eran dirigentes de primer nivel de las FARC y fueron elegidos para representar al partido político surgido de la guerrilla en el Congreso. "La inmensa mayoría de los ex miembros de las FARC (...) están cumpliendo las obligaciones que adquirieron en el acuerdo" de paz, ha aseverado.

El jefe de la diplomacia colombiana ha hecho hincapié en que "son fugitivos" porque "lo que hicieron fue escaparse para burlar la acción de la Justicia y evitar ser extraditados a Estados Unidos", que les persigue por, supuestamente, haber continuado con el narcotráfico tras la firma del acuerdo de paz.

Por tanto, "no son personas que hayan regresado a formar un nuevo grupo guerrillero, sino un grupo terrorista", ha zanjado, al tiempo que ha asegurado que, si bien la fusión de disidentes de las FARC y el ELN sería un desafío para la seguridad de Colombia, "el Estado está preparado a través de la fuerza legítima para hacerle frente".

El partido político de la FARC también ha acusado en reiteradas ocasiones al Estado colombiano de incumplir los textos de La Habana. Interrogado al respecto, Trujillo ha sostenido que "el Gobierno está haciendo el esfuerzo que debe hacer", aunque ha apostillado que "siempre está dispuesto a corregir donde haya que corregir y a tomar mejores decisiones".

Así, ha destacado que en los tres años que han transcurrido desde la firma del acuerdo de paz --dos bajo el Gobierno de Juan Manuel Santos y otro con el Ejecutivo de Iván Duque-- ha habido "avances clarísimos" en la implementación del mismo, entre los que ha mencionado "una institucionalidad mucho más sólida", "la entrega y legalización de tierras" y los planes de desarrollo con enfoque territorial.

También ha admitido "obstáculos, dificultades y deficiencias". "Naturalmente que sí, pero hay que tener en cuenta que la implementación del acuerdo de paz se concibió como un proceso de 15 años", ha recordado, subrayando que, tal y como ha ratificado recientemente el Consejo de Seguridad de la ONU, "el proceso de implementación va bien".

Asimismo, ha defendido "la política de paz con legalidad que aplica el presidente Duque", porque "es por lo que votó el pueblo colombiano" en las últimas elecciones y en el referéndum de 2016, esto es, la implementación de lo acordado pero con "cambios, reformas y ajustes" obtenidos "mediante consensos y mecanismos institucionales".

OLA DE VIOLENCIA

Entre las cuestiones a mejorar, Trujillo ha reconocido la necesidad de "fortalecer los mecanismos de protección" de los ex guerrilleros de las FARC, dado que más de cien han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz. "Sobre eso no hay ninguna duda", ha indicado el jefe de la diplomacia colombiana.

El canciller ha señalado que "el Estado viene tomando medidas adicionales para garantizar su seguridad", tales como "un plan de acción oportuno que implica más coordinación (...) para los eventos de alertas tempranas que hace la Defensoría del Pueblo, más medidas de protección colectiva y el fortalecimiento de todo el aparato de seguridad del Estado".

Trujillo ha enmarcado los ataques a los ex guerrilleros de las FARC en la ola de violencia generalizada que ha afectado también a líderes sociales --con más de 400 muertos-- y a los candidatos a las elecciones locales y regionales que se celebrarán el próximo 27 de octubre en Colombia, con siete muertos.

"Por supuesto que el Estado está actuando en casos de violencia durante la campaña electoral" y "para darle mayor protección a los líderes sociales", ha dicho, incidiendo en que "el deber del Estado colombiano es garantizar la seguridad y la tranquilidad de todos los habitantes del país".

Interrogado sobre las causas de la violencia, el ministro de Exteriores ha explicado que se debe, por un lado, a la pugna entre grupos rivales por apoderarse de los antiguos negocios de las FARC y, por otro, "tiene que ver con el nacimiento de nuevos grupos armados ilegales".

"Lo que se está produciendo en algunas zonas del país es una especie de confrontación entre agrupaciones de bandidos, bandas criminales, en cuya confrontación, infortunadamente, caen ciudadanos inocentes", ha lamentado.

ALIANZA GLOBAL CONTRA EL 'NARCO'

Trujillo ha precisado que "estos grupos armados ilegales están llegando a zonas donde hay fuentes ilegales de recursos". "El combustible de toda esta violencia es el narcotráfico, es la minería ilegal, es la extorsión", ha enunciado.

En concreto, ha identificado como principal vector el narcotráfico, que ha descrito como "un problema mundial" que, como tal, debe contar con una respuesta internacional.

Colombia aboga por "el principio de responsabilidad compartida", "que quiere decir que cada país donde se presente alguno de los elementos de la cadena criminal tiene que actuar con toda firmeza y fortaleza". "Es responsabilidad de todos y, por eso, tiene que ser un enfoque integral y equilibrado", ha argumentado.

Sobre el posible impacto de esta ola de violencia en el proceso de paz, el canciller se ha mostrado optimista, confiando en que "lo positivo se impondrá finalmente a lo negativo, en la medida en que logremos avanzar, no solo otorgando mayores garantías de seguridad, sino también combatiendo eficazmente el problema mundial de la droga".