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El jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, visita las zonas inundadas en el sureste

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, visitó ayer sábado las regiones del sureste del país, donde seis personas han muerto hasta ahora y 3.500 se han visto obligadas a dejar sus hogares, a lo que se suman graves interrupciones en el transporte por tierra y aire por tercer día consecutivo.

Desde el miércoles, estas regiones han sufrido precipitaciones récord, lo que provocó el caos en las carreteras, cortó el transporte público y provocó importantes riadas.

Inundaciones muy rápidas arrastraron automóviles y anegaron viviendas en las regiones de Valencia, Murcia y Andalucía. Seis personas murieron en diferentes lugares, la mayoría al intentar cruzar en sus vehículos zonas inundadas. La última víctima mortal es un hombre de media edad, cuyo cadáver fue encontrado el sábado en un campo, cerca de la ciudad de Orihuela, en Valencia, informaron las autoridades locales sin dar más detalles.

Tras observar los daños causados desde un helicóptero que sobrevoló la ciudad de Orihuela, Sánchez visitó un centro de mando para operaciones de emergencia, informó su oficina de prensa.

Posteriormente envió un mensaje de pésame a las familias de los fallecidos y dijo que el gobierno hará todo lo que esté en su mano para ayudar a los supervivientes.

"Todos aquelos vecinos y vecinas afectados tienen que saber que el gobierno de España ayudará para que al menos desde el punto de vista material se puedan recuperar muchos de los daños ocasionados por este extraordinario fenónemo meteorológico que estamos sufriendo", dijo a los periodistas al llegar a Murcia.

Sánchez explicó que el nivel del agua necesita bajar para que el gobierno estime los daños materiales que han dejado estas inundaciones.

"La catástrofe va a dejar graves secuelas económicas", adelantó el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, en una entrevista con la radio pública española RNE, explicando que "miles de personas" dependen para su supervivencia económica de estas zonas de cultivo que se han inundado.

- Trenes y aviones afectados -

Además de las 1,500 personas que habían salido de sus casas previamente por orden de las autoridades, los funcionarios evacuaron desde el viernes a otros 2,000 residentes del pueblo de Santomera, en la región de Murcia, como medida de precaución, debido a la apertura controlada de una represa local, explicó el ministerio del Interior.

Los medios de comunicación españoles mostraron a los bomberos evacuando bebés a través de la ventana de una casa inundada y ríos de agua marrón inundando las calles.

El rey Felipe VI de España lamentó la pérdida de vidas y los daños materiales. "Que entre todos, con la ayuda de todos, seamos capaces de vencer la desesperanza que pesa ahora sobre tantos y tantos hogares y familias", dijo el monarca en Twitter.

La tormenta se trasladó más hacia el oeste ayer sábado, lo que provocó una inundación repentina en el pueblo de Alhaurín el Grande, en la provincia de Málaga, que sumergió una docena de automóviles, según las autoridades locales.

La ciudad de Sevilla, en el suroeste, cerró todos los parques al público el sábado debido al riesgo de fuertes lluvias, informaron las autoridades.

El aeropuerto de Murcia, que fue cerrado el viernes debido a las inundaciones, reabrió el sábado. Un vuelo que debía aterrizar en Melilla, enclave español en Marruecos, fue desviado a Málaga y otro vuelo interno fue cancelado debido a la falta de visibilidad, dijo el operador de aeropuertos españoles AENA.

Los servicios ferroviarios en el sureste de España fueron parcialmente interrumpidos el sábado y varias líneas, como la que une las ciudades de Valencia y Alicante, estaban totalmente cerradas, dijo Renfe, la empresa estatal de trenes, en un comunicado.

La catástrofe recuerda a la vivida hace un año en España, donde 13 personas murieron en la isla de Mallorca, debido a las intensas lluvias que provocaron graves inundaciones y riadas.