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BRASIL

Bolsonaro, una ametralladora giratoria verbal, con puntería

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se convirtió en las últimas semanas en una ametralladora giratoria de declaraciones que generaron críticas hasta entre sus propios aliados, aunque sin comprometer la estabilidad de su gobierno ni debilitar su base electoral, según analistas.

Bolsonaro cuestionó en particular, en declaraciones a periodistas, los datos sobre la deforestación en la Amazonía y la existencia de torturas durante la dictadura militar (1964-1985), obligando a redoblar los esfuerzos de los portales de identificación de informaciones falsas.

Su comparecencia casi cotidiana ante reporteros a la salida de su residencia oficial marca un cambio respecto a los primeros meses de mandato, cuando el exoficial comunicaba casi exclusivamente por Twitter.

"Yo soy así", le dijo la semana pasada a una periodista de O Globo que lo interrogaba sobre su nueva estrategia, vista por el escritor y periodista Antonio Prata como una forma de "controlar la narrativa" sobre su gobierno.

Prata advierte además del riesgo de que esas declaraciones sean tomadas como meras provocaciones contra lo "políticamente correcto", cuando se trata de "mentiras" peligrosas.

Al negar los datos sobre la deforestación "no estamos hablando de ser políticamente correctos, estamos hablando del fin de la Amazonía, que significa el fin de la nieve en los Andes, con consecuencias para el mundo entero", afirma.

Las posturas del excapitán no son novedosas. En sus casi tres décadas como diputado destacó por su defensa de la tortura durante la dictadura y por proclamas machistas, racistas y homofóbicas.

Una parte de sus electores y de los políticos que lo apoyaron lo vieron como la única alternativa para impedir que la izquierda regresase al poder y relativizaron su discurso, calificándolo de "polémico".

Un adjetivo que Prata recusa. "Pinocho no es la historia de un muñeco de madera polémico, es la historia de un muñeco que miente", sostiene.

Aos Fatos, un portal de fact-checking, detectó 232 declaraciones falsas o distorsionadas de Bolsonaro desde que comenzó su gobierno en enero.

"Cuestión de fe"

Pero diga lo que diga -al igual que el presidente estadounidense, Donald Trump, su modelo-, Bolsonaro ha mantenido hasta ahora un núcleo sólido de apoyo, reflejado en un consistente 30% de aprobación en las encuestas.

Y mediciones en las redes sociales revelaron que su popularidad creció en la última semana.

Marcio Santos, un taxista de 48 años de Sao Paulo, volvería a votarlo. "Es cierto que habla a veces de más, pero está asfaltando carreteras y nos va a aumentar el límite de puntos en la licencia de conducir", defiende.

"Creer en él es una cuestión de fe", explica el politólogo Christian Lynch.

Desde el retorno de la democracia en 1985, "era un tabú ser conservador en Brasil", por lo que esa base constituye "una especie de reacción a lo que fue percibido como una larga hegemonía de la izquierda", agrega este académico de la Universidad Estatal de Rio de Janeiro (UERJ).

Según Lynch, Bolsonaro pretende erigirse en "líder indiscutible de la derecha", equivalente a lo que su predecesor Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) representó para la izquierda.

Mercados sin alteraciones

Bolsonaro deja los temas económicos en manos de su ministro ultraliberal Paulo Guedes, con la expectativa, según Lynch, de que el crecimiento vuelva y poder mostrar "resultados suficientes" para recoger los beneficios en 2022.

Y de poder resistir a cualquier tentativa de impeachment por ruptura del "decoro presidencial".

"Sin una gran crisis económica y con el apoyo de 30% del electorado, un impeachement sería difícil", sostiene Lynch.

"Por el momento la gobernabilidad no está amenazada, entre otros motivos porque no hay un plan de gobierno, sino un plan de poder", concluye.

En los medios de negocios, "el principal recelo era que el comportamiento de Bolsonaro afectase su capital político y, en consecuencia, la agenda de reformas. Pero eso no ocurrió y la agenda económica está avanzando" en el Congreso, afirma Rafael Passos, de la consultora Guide Investimentos.

En su entrevista improvisada con la periodista de O Globo, Bolsonaro afirmó: "Yo soy así, sin estrategia", alcanzando, de nuevo, los titulares.

Pero, según Lynch, precisamente "esa es la estrategia: él seguirá haciendo lo que siempre hizo, mostrarse como un hombre sin papas en la lengua", que ahora "se satisface con mantenerse en el poder".

Y "si no consigue algo, tendrá a los culpados de siempre" a mano, apunta.