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CUBA

Comienzan los funerales de Jaime Ortega, líder de la Iglesia Católica cubana

Foto: EFE

Decenas de fieles acudieron ayer a las primeras misas funerarias por la muerte del cardenal Jaime Ortega, la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Cuba, cuyo cuerpo yace expuesto en la Catedral de La Habana hasta que concluyan los ritos funerarios mañana domingo.

Hasta ese día se celebrarán un total de once misas de cuerpo presente en la Catedral -que fue su parroquia- para despedir a la figura más decisiva en las relaciones entre el Gobierno cubano y la Iglesia Católica en el último medio siglo, fallecido atyer a los 82 años de edad tras arrastrar un cáncer por largo tiempo.

Los prelados de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) invitaron a orar por el que fue presidente de esta entidad entre 1988 y 1999, y destacaron sus "muchos talentos humanos y cristianos" que "puso al servicio de la Iglesia y de la evangelización", según un comunicado.

"Es conocido cómo su fe en Jesucristo, el amor a la Iglesia y a Cuba llevó al Cardenal Jaime a asumir desafíos y tomar posturas, personales y eclesiales, procurando el bien de la Iglesia y de su pueblo", expresaron los obispos de la COCC.

Natural de Matanzas, al oeste de Cuba, Ortega desempeñó un relevante papel al frente de la Iglesia Católica en un periodo en que la isla recibió la visita de tres papas (Juan Pablo II en 1998, Benedicto XVI en 2012 y Francisco en 2015), y fue un importante mediador en el "deshielo" entre el país caribeño y EE.UU.

Fue durante casi 35 años arzobispo de La Habana hasta que en 2016, cuando ya padecía un cáncer en fase terminal según se reveló más tarde, cedió el puesto al hasta entonces arzobispo de Camagüey (centro), Juan de la Caridad García.

"El recuerdo de Jaime, en el afecto fraterno y en el legado de su testimonio cristiano y sacerdotal, será inspiración y ejemplo para nuestra acción pastoral", concluye el comunicado de los obispos cubanos.

Ordenado cardenal en 1994, Ortega fue el impulsor de una versión del catecismo cubano más sencillo, creó nuevas diócesis y parroquias al frente de las cuales puso a sacerdotes jóvenes y reconstruyó iglesias, casas parroquiales y centros de asistencia.

También destacó su rol de interlocutor con las autoridades del Gobierno cubano en el proceso de excarcelaciones de prisioneros políticos que tuvieron lugar entre los años 2010 y 2011 con el apoyo del Gobierno de España.

Asimismo, actuó como mediador en el proceso de negociaciones secretas que, con la intervención del papa Francisco, fructificó en el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos en 2014, bajo el mandato de los entonces presidentes Raúl Castro y Barack Obama.