Trump defiende al público que entonó cánticos racistas contra una musulmana

El presidente de EE.UU., Donald Trump, definió ayer como "patriotas increíbles" a los miembros de su público que este miércoles entonaron cánticos racistas contra la congresista musulmana Ilhan Omar, y restó así fuerza a su reciente afirmación de que no estaba "de acuerdo" con esos lemas.

Un día después de distanciarse de los cánticos de "¡Envíenla de vuelta (a su país)!" en los que estallaron sus seguidores durante un mitin del mandatario el miércoles, Trump redobló sus críticas contra Omar y dio nuevos argumentos a quienes creen que su rechazo a los gritos se debió solo a la presión de sus asesores.

"Esos eran gente increíble, esos eran patriotas increíbles", afirmó Trump sobre los asistentes a su mitin en Greenville (Carolina del Norte), durante un acto en el Despacho Oval.

Preguntado por si está "descontento" con los cánticos que se escucharon en el acto de campaña, Trump respondió: "No, ¿saben con lo que estoy descontento? Con el hecho de que una congresista pueda odiar a nuestro país".

El mandatario evitó así repetir la posición que había expresado este jueves, cuando dijo que no le "gustó escuchar ese cántico" y que no estaba "de acuerdo" con la idea de que Omar debería ser "enviada de vuelta" al país donde nació, Somalia, a pesar de que tiene la ciudadanía estadounidense desde hace dos décadas.

Según múltiples informes de prensa, Trump decidió distanciarse de los cánticos después de que se lo pidiera este jueves su hija y asesora, Ivanka, y de que varios congresistas republicanos se quejaran sobre el tema.

El mandatario negó hoy que sus comentarios se debieran a la presión de su hija y afirmó: "No me importa si (mis declaraciones) son buenas o malas políticamente. No me importa".

Los indicios de que, en realidad, a Trump no le molestaron los cánticos racistas no son pocos: durante el mitin, dejó que los gritos continuaran durante trece segundos antes de continuar con sus críticas a Omar, y cuando regresó a Washington esa noche, tuiteó que "el entusiasmo" de sus seguidores iba a "acabar" con sus rivales.

Esta no es la primera vez que Trump se distancia de un suceso polémico y luego insinúa que en realidad lo aprueba: también lo hizo en 2017, tras los enfrentamientos entre neonazis y antifascistas en Charlottesville (Virginia), donde una mujer murió atropellada por un nacionalista blanco.

Trump tuvo primero una tibia reacción a ese incidente y después condenó explícitamente a los grupos neonazis, pero al día siguiente dio marcha atrás y dijo que la culpa de lo ocurrido era tanto de los supremacistas blancos como de los manifestantes de izquierda.

Ese guión se ha repetido casi al pie de la letra en este caso, con la diferencia de que fue el propio Trump quien inició la polémica al pedir, en un tuit el domingo, que "vuelvan a sus países" de origen tanto Omar como otras tres congresistas demócratas que nacieron en EE.UU. pero son latinas, negras o musulmanas.

Las cuatro legisladoras -Omar, Alexandria Ocasio-Cortez, Ayanna Pressley y Rashida Tlaib- se refieren a sí mismas informalmente como "La brigada" ("The squad") y han adquirido fama por su influencia en el ala más progresista del Partido Demócrata y sus roces con las figuras moderadas de su formación en la Cámara Baja.

Trump se quejó hoy de que los medios de comunicación cubrieran la llegada este jueves de Omar al aeropuerto principal del estado al que representa en el Congreso, Minesota, donde una multitud la recibió coreando "¡Bienvenida a casa!".

Omar les agradeció el apoyo y prometió seguir siendo una "pesadilla" para Trump, algo que el mandatario condenó hoy.

"Estoy descontento cuando una legisladora va y dice: 'Voy a ser la pesadilla del presidente. Déjenme decirles que tiene suerte de estar donde está", sentenció.

Además, a primera hora en Twitter, Trump lamentó que la prensa "enloqueciera" con los cánticos racistas, pero estén "totalmente calmados" ante los comentarios "radicales" de las congresistas.

Muchos observadores creen que los tuits de Trump sobre las congresistas formaban parte de una calculada estrategia para espolear las tensiones raciales y entusiasmar a su base de cara a las elecciones de 2020, por lo que su distanciamiento de los cánticos de sus seguidores no es creíble.

"No puedes reprobar la explosión cuando eres tú quien ha encendido la cerilla", indicó al diario The Washington Post el historiador presidencial Russell Riley.

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