PERFIL
Fernando de la Rúa, el presidente "aburrido" que protagonizó la peor crisis argentina
El expresidente argentino Fernando de la Rúa (1999-2001), quien falleció este martes en Buenos Aires a los 81 años, un político moderado y tachado de "aburrido", fue protagonista de la peor crisis política, económica y social que recuerde el país suramericano.
Su imagen abandonando la Casa Rosada en helicóptero el 20 de diciembre de 2001, mientras en las calles se agudizaba la represión contra unas protestas sociales que dejaron una treintena de muertos en todo el país, supuso el fin político de De la Rúa, quien apenas dos años antes había accedido al Gobierno con esperanzas de cambio.
Nacido el 15 de septiembre de 1937 en la central provincia de Córdoba, abogado de profesión, De la Rúa militó en la centenaria Unión Cívica Radical (UCR), partido del que llegó a ser presidente entre 1997 y 1999 y por el que accedió tres veces a un escaño en el Senado y una en la Cámara de Diputados.
En septiembre de 1973 fue candidato a la vicepresidencia de la República, formando tándem con Ricardo Balbín, quién había ganado a Raúl Alfonsín en las elecciones internas de los radicales, pero fue derrotado por el matrimonio de Juan Domingo Perón y Estela Martínez.
En 1996 se convirtió en el primer jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires elegido por el voto popular, tras una reforma constitucional que declaró la autonomía de la capital.
Su trayectoria y el puesto de alcalde lo llevaron a competir en las presidenciales como candidato de la Alianza, coalición formada por la UCR y el Frente País Solidario (Frepaso), de perfil progresista.
"Dicen que soy aburrido", comentaba el postulante en un popular aviso de campaña, en el que prometía "terminar con la fiesta para unos pocos" y aprovechaba a su favor el mote que le habían endilgado sus opositores.
Fernando de la Rúa ganó los comicios con el 48,5 % de los votos y asumió la presidencia para un período de cuatro años el 10 de diciembre de 1999 como sucesor del peronista Carlos Menem (1989-1999), tras una campaña electoral basada en promesas de luchar contra la corrupción y mejorar la economía.
Quien había soñado con ser presidente tuvo, sin embargo, una gestión plagada de dificultades políticas y económicas, marcada por medidas impopulares y no exenta de escándalos de corrupción, como el pago de sobornos en el Senado, un caso que movió al entonces vicepresidente Carlos Álvarez, del Frepaso, a dimitir y reprobar esas prácticas.
El agravamiento de la situación económica, la inutilidad de los salvatajes financieros internacionales y medidas de fuerte ajuste que golpearon las clases medidas y bajas desembocaron en violentas protestas a finales de 2001, con índices de pobreza y desempleo récord, ciudadanos en las calles al grito de "Que se vayan todos" y ataques y saqueos a comercios y bancos.
"Espero que mi renuncia contribuya a la paz social y asegure la continuidad institucional del país", sostuvo De la Rúa en su documento de dimisión.
Diez años después, en una entrevista con Efe, el exmandatario, ya totalmente alejado de la política, dijo que le tocó gobernar en "un tiempo muy difícil" y que el fin anticipado de su mandato fue fruto de una "conspiración" montada por el peronismo opositor, que dio "el primer golpe de Estado civil que se recuerde en la historia".
"Jamás el Gobierno dispuso represión y los incidentes violentos han sido el pesar más grande que llevo en mi espíritu. La represión en modo alguno se debió a una orden del presidente", aseguró en aquella entrevista.
De la Rúa fue procesado en la causa por las muertes acaecidas durante la violenta represión, pero luego el caso fue sobreseído, una medida que la Corte Suprema dejó en firme en 2015.
En 2013 fue absuelto en juicio por la causa de los sobornos en el Senado, mientras que en 2007 un tribunal de alzada revocó su procesamiento en una causa por los presuntos perjuicios para el Estado de un millonario canje de títulos públicos concretado en 2001, pocos meses antes del estallido de la crisis.
"Asumo mis errores y pido disculpas", dijo a Efe De la Rúa en 2011, confiado por entonces de que "la gente se da cuenta de la buena fe" con la que actuó.