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Después del emperador, la reina: Trump le toma gusto a la monarquía

El presidente Donald Trump habla con el emperador japonés Naruhito durante un banquete estatal en el Palacio Imperial, en Tokio. (Foto AP / Evan Vucci, Archivo)

El presidente Donald Trump habla con el emperador japonés Naruhito durante un banquete estatal en el Palacio Imperial, en Tokio. (Foto AP / Evan Vucci, Archivo)

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AFP | Jerome CartillierWashington, Estados Unidos

Apenas retornado de su viaje a Japón, donde se reunió con el nuevo emperador Naruhito, Donald Trump vuela el domingo hacia Reino Unido, donde será recibido por la reina Isabel II en el marco de una visita que promete ser agitada.

El presidente estadounidense, que nunca ocultó su gusto pronunciado por los honores y las alfombras rojas, llegará a Londres en momentos en que Reino Unido busca sucesor a la primera ministra Theresa May y se interroga, de manera dolorosa, sobre la mejor manera de implementar el Brexit.

Su anterior viaje a Reino Unido en julio del año pasado, que provocó que decenas de miles de personas manifestaran en las calles en rechazo a su presencia, fue particularmente caótico, pautado por una sorprendente entrevista que concedió al diario The Sun en la que criticaba a May sin ambigüedad alguna.

Para esta visita de tres días, que se iniciará el lunes con una ceremonia en el Palacio de Buckingham seguida de un almuerzo con la reina, y luego, en la noche, por un banquete oficial, todos se preguntan qué tono adoptará el magnate republicano.

¿Hasta qué punto se inmiscuirá en el debate sobre el nombre del próximo jefe del gobierno británico? ¿Dará Trump a sus anfitriones "consejos" sobre la mejor manera de gestionar la salida de la Unión Europea?

Es probable que Trump, como sus predecesores, insista sobre la "relación especial" existente entre los dos países, pero el resto es, como todo lo que tiene que ver con el presidente 45 de Estados Unidos, imprevisible.

"Creo que lo que el presidente espera con mayor impaciencia son sus interacciones con la familia real", estima Heather Conley, del Center for Strategic and International Studies.

En el verano boreal de 2018, Donald Trump tomó el té con Isabel II en el castillo de Windsor, pero no había sido objeto de los fastos propios de las visitas de Estado.

Antes de que el presidente pise suelo británico ya hay convocadas manifestaciones callejeras, y la polémica ha comenzado.

El jefe de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, declinó asistir a la cena de Estado a la que había sido invitado, al juzgar inoportuno que se tienda la alfombra roja a un presidente "que denuncia tratados internacionales vitales, respalda a quienes niegan el cambio climático y usa una retórica racista y misógina".

- Boris Johnson sería "excelente" -

El martes, la visita adquirirá un alcance más político, con una reunión privada con Theresa May pocos días antes de que ésta abandone el cargo de primera ministra, el 7 de junio.

Aunque May fue la primera dirigente extranjera en ser recibida en la Casa Blanca tras la victoria de Trump en la elecciones de 2016, la relación entre ambos estuvo reiteradamente marcada por tensiones.

"Cuando uno examina la relación Washington-Londres ve que está repleta de desacuerdos", subraya Heather Conley, y cita en primer lugar la discrepancia por el tratado nuclear con Irán, que Londres defiende y Washington ya repudió.

El acuerdo de París sobre el clima, del cual Estados Unidos también se fue por decisión del mandatario republicano, figura igualmente en la lista. En ese marco, el encuentro entre Trump y el príncipe Carlos, a quien se le atribuye una reputación de defensor del medio ambiente, será observada con lupa.

China, y en especial el espinoso tema del gigante de las telecomunicaciones Huawei, debería formar parte también del menú de discusiones, así como el proyecto de tratado comercial bilateral Washington-Londres, un punto en el que no se prevé que haya avances concretos.

Antes de cruzar el Atlántico, Donald Trump reivindicó nuevamente su cercanía con Boris Johnson, ferviente partidario del Brexit y favorito en la carrera a la sucesión de Theresa May, pero igualmente con el ultraderechista Nigel Farage, un incansable eurófobo.

"Los quiero, son amigos (...) Son dos muy buenos tipos", dijo. "Tal vez no sea mi papel apoyar a tal o cual. Pero tengo mucho respeto por estos dos hombres".

"Boris haría un muy bien trabajo. Creo que sería excelente", agregó en una nueva entrevista con The Sun.

A pesar de que la Casa Blanca no anunció reunión alguna con Johnson o con Farage, nada puede ser excluido.

La visita concluirá con una ceremonia en Portsmouth (sur) por el 75 aniversario del desembarco de las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial, en presencia de la reina.

Donald y Melania Trump pasarán luego brevemente por Irlanda antes de viajar a Normandía, donde participarán en las conmemoraciones organizadas por Francia.

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