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Cubanos repudian hostilidad arreciada de EEUU

Imagen del 1 de mayo de 2019, de una mujer sosteniendo un cartel durante un desfile por el Día Internacional de los Trabajadores, en La Habana, Cuba. Políticos, funcionarios y académicos cubanos han reaccionado con enérgico rechazo a la activación total por parte de Estados Unidos de la Ley Helms-Burton, que desde 1996 codifica el entramado legal del bloqueo impuesto a la isla hace más de medio siglo por la Casa Blanca. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Imagen del 1 de mayo de 2019, de una mujer sosteniendo un cartel durante un desfile por el Día Internacional de los Trabajadores, en La Habana, Cuba. Políticos, funcionarios y académicos cubanos han reaccionado con enérgico rechazo a la activación total por parte de Estados Unidos de la Ley Helms-Burton, que desde 1996 codifica el entramado legal del bloqueo impuesto a la isla hace más de medio siglo por la Casa Blanca. (Xinhua/Joaquín Hernández)

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Xinhua | Raúl MenchacaLa Habana, Cuba

Aunque Cuba vive desde hace más de medio siglo bajo la manifiesta hostilidad de Estados Unidos, los cubanos rechazan hoy el endurecimiento del bloqueo aplicado por Washington contra la isla desde febrero de 1962.

"Eso es más de lo mismo que hemos visto en los últimos años", dice a Xinhua el militar jubilado José González, al referirse a la plena activación de la Ley Helms-Burton, una legislación estadounidense que codificó el entramado de leyes del bloqueo a la isla.

Esa ley, que en Cuba califican como "un engendro legal", fue aprobada en 1996 por Bill Clinton, pero por su carácter extraterritorial, durante 23 años y cada seis meses, quedó en suspenso el Título III hasta que el pasado día 2 de mayo la Administración Trump comenzó a aplicarlo.

Ese acápite permite a ciudadanos estadounidenses emprender acciones legales contra quienes "trafiquen" con propiedades nacionalizadas por la Revolución Cubana a partir del fin de la dictadura de Fulgencio Batista, el 1 de enero de 1959.

También permite las reclamaciones de personas que hoy son ciudadanos estadounidenses pero que eran cubanos al momento de perder sus propiedades.

González es enfático al asegurar que los cubanos se han acostumbrado "a vivir atrincherados desde 1959, porque Estados Unidos tiene una apetencia histórica" sobre la isla.

"No es nada nuevo. Es una intención histórica", ratifica la profesora de historia Nilda Escalante, quien hace un rápido recorrido por las relaciones entre los dos países para demostrar que desde el siglo XVIII los sucesivos gobiernos estadounidenses han mirado hacia Cuba con deseos coloniales.

La pedagoga, que imparte clases en una escuela secundaria de La Habana, recuerda que "nada menos que Thomas Jefferson habló en el Siglo XVIII de apoderarse en el Caribe de lo que llamó las Sugar Islands (islas del azúcar), entre las que estaba Cuba".

Escalante señala que Washington siempre ha visto a Latinoamérica como su patio trasero "en el que han aplicado sucesivas políticas de dominio imperial como el Destino Manifiesto, la Fruta Madura y la Doctrina Monroe".

El triunfo de la Revolución Cubana, un proceso radical enfocado hacia el socialismo, significó un duro golpe para la hegemonía regional de Estados Unidos, que comenzó una política de confrontación casi inmediatamente después de que la guerrilla de Fidel Castro entrara triunfante en La Habana.

El nuevo Gobierno cubano comenzó a nacionalizar grandes empresas, entre ellas las refinerías estadounidenses negadas a procesar el petróleo procedente de la Unión Soviética, y en represalia Washington suspendió en diciembre de 1959 la cuota azucarera que compraba a Cuba.

Más tarde, la Administración Eisenhower organizó, preparó y armó una expedición armada que tocó al presidente John F. Kennedy enviar a la isla, donde fue derrotada en menos de 72 horas en Playa Girón, en la costa sur de la isla.

Aquella acción de guerra, vino casi de manera inmediata a la ruptura de relaciones diplomáticas en enero de 1961 y un año después la proclamación por parte de la Casa Blanca de un "bloqueo total" a la isla, que aún se mantiene.

"Ahora pretenden lograr con la Ley Helms-Burton lo que no alcanzaron con la invasión mercenaria por Playa Girón", asevera el presidente de honor de la Unión de Periodistas de Cuba, Tubal Páez.

Páez, director de Comunicación de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento unicameral) considera que la intención es recolonizar a Cuba, "pero no podrán ahora lo que no han podido en 60 años".

La abogada Alina Ramos apunta que la Helms-Burton "es no solo injusta, sino además ilegal", porque ningún país puede legislar para aplicar leyes en el territorio de otra nación.

"Eso es una violación flagrante del Derecho Internacional, que solo busca frenar las inversiones extranjeras en Cuba", subraya la jurista.

La activación total de la Helms-Burton es vista en la isla como un castigo a Cuba por el apoyo incondicional a Venezuela, donde trabajan 20.000 médicos cubanos, y al presidente Nicolás Maduro.

Por eso, la joven doctora Milena Ortega, quien cumplió misión médica en Venezuela, asevera que la isla "mantendrá su compromiso con la salud del pueblo venezolano".

Ortega desmiente los alegatos de altos funcionarios estadounidenses de que Cuba mantiene miles de soldados en territorio venezolano, cuando "en realidad son miles de médicos que mantienen un sistema de salud que ha salvado miles de vidas como parte de un convenio de cooperación firmado entre Fidel (Castro) y (Hugo) Chávez en 2000".

A cambio del trabajo de esos médicos, Cuba recibe petróleo que paga a precios preferenciales, pero cuyo suministro se ha complicado en los últimos meses por las circunstancias que vive Venezuela.

La disminución de esos envíos de combustible, a lo que se suma la incertidumbre generada entre los inversionistas extranjeros por el Título III de la Helms-Burton, complican un poco más la vida cotidiana de los cubanos.

Según las autoridades cubanas, el bloqueo de Estados Unidos, como promedio, provoca pérdidas a la economía de la isla por 12 millones de dólares diarios.

Un informe presentado el pasado año por la isla a las Naciones Unidas indicó que los daños acumulados por el bloqueo durante casi seis décadas de aplicación alcanzan la cifra de 933.678 millones de dólares tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional.

A precios corrientes, el bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por más de 134.499 millones de dólares, aseguró la misma fuente.

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