EL CAIRO
Abren tres días de referendo para decidir si Al Sisi gobernará Egipto hasta el 2030
En caravanas de motos y coches y equipados con altavoces, grupos de jóvenes seguidores del presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, recorren las calles de El Cairo para persuadir a sus conciudadanos de participar en el referéndum que arrancó este sábado y permitiría al gobernante mantenerse en el poder hasta 2030.
Con las mismas proclamas, los jóvenes pertenecen a distintas campañas de iniciativa privada, todas favorables a la reforma constitucional y a Al Sisi, financiadas por empresarios o parlamentarios egipcios cuyo retrato aparece estampado en sus camisetas y en los carteles que empapelan la capital.
A ritmo de la canción “Esto es Egipto”, un tema compuesto por celebridades egipcias expresamente para la ocasión, y al grito de “Viva Egipto”, llaman a las urnas a sus conciudadanos y, sobre todo, al resto de jóvenes, que representan el 62% de la población egipcia según datos oficiales.
La participación en la consulta es una de las principales preocupaciones de las autoridades egipcias que, a lo largo de tres días, tratarán de atraer a un porcentaje aceptable de los más de 61 millones de votantes llamados a las urnas, según la autoridad electoral.
Frente a las puertas de un colegio del barrio cairota de Aguza, una veintena de jóvenes hacen rugir sus motos mientras ondean banderolas egipcias antes de meterse por las callejuelas del distrito y hacer sonar las vuvuzelas y proclamas a favor de las enmiendas.
Como si fuera un uniforme, todos visten la misma camiseta, que reza: “Apoya a tu país, sal, participa en el referéndum. Sí al futuro de Egipto”, una equipación de una campaña privada financiada por un parlamentario partidario de Al Sisi.
En otro barrio de la capital, un grupo de egipcias, esta vez montadas en un vehículo equipado con dos altavoces gigantes, sonríen a los vecinos, cantan al son de la música y hacen el signo de la victoria con los dedos.
Cuando pasan cerca de un puesto de control de la Policía o militar, saludan a los uniformados y lanzan besos que son recibidos con alegría y devueltos con cierta sorna.
A diferencia del interior de los colegios electorales, casi vacíos durante la mañana, en el exterior, los altavoces, la música y el reparto de refrigerios daban ambiente de festividad, siempre bajo la atenta mirada de Al Sisi, presente en cada calle en forma de pancarta.
A las puertas de otro colegio electoral del popular barrio cristiano de Shubra, un hombre de mediana edad baila sujetando una fotografía del actual presidente egipcio mientras expresa a gritos el amor que profesa por él.
Le rodean una veintena de jóvenes, pertenecientes a la campaña “Haz lo correcto”, del partido político favorable a Al Sisi El Futuro de la Patria, que le animan a que continué la demostración de amor por el presidente ante las cámaras de televisión.
Los voluntarios “están desde las 8.00 de la mañana, un poco antes de la apertura de los colegios, y hasta las 21.00 de la noche, justo después de la clausura de los colegios”, dice a Efe Marwa Maher, encargada de supervisar la campaña “Haz lo correcto” en el colegio Al Tawfiqiya de Shubra.
Refugiados del sol bajo una carpa estampada con el color de los colores de la bandera egipcia, este grupo de 25 jóvenes, algunos de ellos menores de edad, tienen asignada la tarea de indicar en qué mesa tienen que votar los vecinos durante los tres días de referéndum.
“También damos sillas de ruedas a los discapacitados y distribuimos agua y zumos para ayudar a la gente, sobre todo porque hace calor. Intentamos dar un servicio a los ciudadanos”, asegura Maher.
En las primeras horas del día, unas 250 personas habían depositado su papeleta en una de las mesas del colegio de Al Tawfiquiya, según el presidente, pero en los alrededores del centro de votación el ambiente era animado y cientos de personas se congregaron desde primera hora de la mañana para comer, beber te y charlar.
“La gente conoce las enmiendas y vienen para dar su voto. Espero que todos los días haya la misma participación elevada, si Dios quiere”, concluye Maher.