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Chalecos amarillos continúan las protestas por toda Francia

Más de dos decenas de miles de chalecos amarillos protestaron el sábado por las calles de Francia por 21er fin de semana consecutivo, mientras que miles de personas marcharon en París y un grupo invadió brevemente un congestionado corredor en los alrededores de París. Pero la cantidad de manifestantes ha ido bajando desde que las protestas comenzaron en noviembre con cientos de miles de inconformes.

Policías antimotines detuvieron a manifestantes en el corredor y dispararon una ronda de gases lacrimógenos en la calle arriba de la vía, aparentemente para evitar que más manifestantes entren por la rampa a la carretera.

En otra manifestación, una de varias en el país, la policía disparó gases lacrimógenos en Ruán, Normandía, en una confrontación con manifestantes que prendieron fuego a basureros y otras cosas.

El ministerio de Interior reportó una asistencia de 22.300 manifestantes en todo el país y 3.500 en París. Esas fueron las cifras más bajas desde que las protestas de los chalecos amarillos comenzaron a mediados de noviembre. El movimiento a menudo discrepa con las cifras de asistencia que reporta el gobierno.

“Seguiremos hasta la victoria. No concedemos nada porque hoy no logramos nada” dijo Agnes Berger, manifestante de Saint Cloud, al oeste de París. “Seguimos teniendo un sistema corrupto, una elite que gobierna en contra del pueblo”.

El movimiento de base sin líder, que exige justicia social y económica, sigue representando un problema para el presidente Emmanuel Macron.

Jeremy Gibon, del suburbio de Le Mesnil-Amelot, resaltó la resolución de los manifestantes al exigir una solución radical que cree un “nuevo sistema”.

“Es una guerra a ver quién queda en pie”, dijo Gibon. “Creemos que si logramos que todo caiga, reconstruiremos algo... Será para nosotros. Ya lo verán”.

El movimiento de los chalecos amarillos comenzó con protestas por los aumentos de impuesto a la gasolina, y se llama así porque los manifestantes usan los chalecos de seguridad de color fluorescente que los conductores están obligados a tener en sus autos en Francia. Desde entonces, las exigencias de los chalecos amarillos se han multiplicado y ahora incluyen un referendo popular y la restauración del impuesto a riquezas, para que todo esto derive en el aumento del poder adquisitivo de la mayoría de los franceses.