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Cuba opta por la continuidad al ratificar el 86,85 % su nueva Constitución

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Atahualpa AmeriseLa Habana, EFE

Los cubanos ratificaron con una holgada mayoría su nueva Constitución, que contempla avances económicos sin renunciar al socialismo de partido único, un resultado satisfactorio para las autoridades del país comunista.

Un total de 6.816.169 cubanos, el 86,85 % de los 7.848.343 millones de electores que ejercieron el domingo su derecho al voto, se decantaron por el "sí" a la nueva Carta Magna, que será promulgada en una fecha aún por decidir y con ello sustituirá a la vigente que data de 1976.

Los resultados fueron hechos públicos por la Comisión Electoral Nacional (CEN) el lunes, más de 20 horas después del cierre de urnas en la víspera.

Los votos al "sí" contabilizaron el 73,31 % del total del censo electoral de más de 8,6 millones de personas. Este dato es significativo ya que la aprobación requería de una mayoría simple sobre el número de personas con derecho a voto independientemente de que lo ejercieran o no.

En cuanto al "no", fue la opción de 706.400 cubanos, el 9 % de las papeletas escrutadas y el 7 % en comparación con el número de censados.

Los votos en blanco fueron 198.674 para un porcentaje del 2,53 % y los nulos sumaron 127.100, lo que supone un 1,62 % del total.

Las autoridades de La Habana consideran satisfactorio el resultado, y prueba de ello es el mensaje publicado en Twitter por Miguel Díaz-Canel, que en breve cumplirá un año como presidente de Cuba al haber reemplazado a Raúl Castro en abril del año pasado.

"Siento inmenso orgullo de ser parte de nuestro heroico, valiente y firme pueblo. Un pueblo así merece siempre la victoria. Qué tremendo homenaje a los padres de la nación, a Martí, Fidel y Raúl. Vencimos y vamos por más. Viva #Cuba Libre! #SomosCuba #SomosContinuidad #60YMás", escribió el mandatario.

Otras autoridades e instituciones cubanas han expresado su satisfacción con el resultado a través de sus cuentas oficiales, en las que también han reiterado la consigna #YoVotoSí.

Esta última etiqueta ha sido parte de la intensa campaña gubernamental a favor del sí, que en las últimas semanas ha dominado los espacios públicos con carteles en calles, establecimientos e incluso medios de transporte.

Mientras, activistas disidentes en Cuba y en el exilio desplegaron en las redes sociales una campaña a favor del no, al considerar que rechazar la nueva Carta Magna habría enviado un mensaje de repudio al sistema socialista aplicado tras la Revolución de 1959 -liderada por Fidel Castro- y vigente hasta la fecha.

La entrada en funcionamiento del servicio de internet por 3G en los teléfonos hace dos meses en Cuba, hasta hace poco uno de los países más desconectados del mundo, dio a quienes estaban en contra del proyecto una visibilidad inusitada hasta ahora en el país.

A pesar de la abrumadora mayoría del "sí" en el referendo del domingo, es significativo el hecho de que la Constitución no fuera ratificada por más de un 10 por ciento de los votantes y más de un 20 por ciento del electorado, en contraste con anteriores plebiscitos marcados por la casi unanimidad en los votos.

De hecho la anterior Carta Magna de 1976, un texto a la medida del entonces mandatario Fidel Castro, fue refrendada por el 97 % de los votantes, con una abstención del 2 %, según los datos oficiales.

Compuesta por 229 artículos, 11 títulos, dos disposiciones especiales, 13 transitorias y dos finales, la nueva Constitución no contempla grandes cambios al margen de la economía, donde reconoce la propiedad privada y considera la inversión extranjera como necesaria, dos preceptos que ya se vienen aplicando desde hace años en Cuba al amparo de las reformas de Raúl Castro.

La más destacada novedad en el ámbito político es que instituye las figuras del presidente de la República y el primer ministro, y establece un límite de dos mandatos presidenciales consecutivos.

Sin embargo, mantiene al Partido Comunista de Cuba (PCC) como "fuerza dirigente superior de la sociedad" y ratifica el comunismo como aspiración, pese a que ese término se había eliminado en el primer borrador de la reforma constitucional.