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SEGURIDAD

El debate sobre las armas en Brasil se agita tras la elección de Bolsonaro

La promesa del futuro presidente brasileño de extrema derecha, Jair Bolsonaro, de facilitar a la población la adquisición de armas le ha valido el apoyo de muchos electores, pero preocupa a analistas que temen un recrudecimiento de la violencia.

Bolsonaro, que asumirá el cargo en enero, afirma que esa medida ayudará a combatir la inseguridad, ya que las "personas buenas" deben poder armarse para asegurar su propia defensa.

Brasil es uno de los países más violentos del mundo, con un récord de 63.880 homicidios en 2017, un promedio de 175 por día.

Según la ONG Foro de Seguridad Pública, el 70% de estos homicidios se cometieron con armas de fuego.

El Instituto Brasileño de Investigación Económica Aplicada (Ipea) estima que el número de homicidios sería un 12% más alto sin el "Estatuto sobre el desarme", que entró en vigor a fines de 2003, restringiendo el acceso a las armas.

Saltar la barrera burocrática

Las restricciones incluyen la obligación de presentar numerosos documentos administrativos para habilitar la posesión de armas y un tiempo adicional para poder comprarlas. Pero aun así, las solicitudes de adquisición han crecido exponencialmente en los últimos años.

La tentación viene de lejos.

En 2005, casi el 64% de los brasileños rechazó por referéndum una ley que establecía una prohibición total de la venta de armas en Brasil.

Los obstáculos administrativos para comprar un arma pueden reducirse con la obtención de un certificado de práctica de Tiro Deportivo. Ese canal está controlado por el Ejército y no exige como el otro, bajo control de la Policía Federal, demostrar la necesidad de un arma para defenderse.

La radio CBN ha mostrado que la emisión de permisos para práctica deportiva se ha duplicado en dos años, al pasar de 19.000 en 2016 a más de 40.000 entre enero y noviembre de 2018.

"En Internet, vemos sitios que ofrecen consejos sobre las mejores maneras de acceder legalmente a un arma", lamenta la abogada Isabel Figueiredo, de la ONG Foro de Seguridad Pública.

Los clubes de tiro "se han convertido en una forma de evitar la llamada burocracia del sistema de la Policía Federal", agrega.

El campo de tiro Colt 45, en el centro de Rio de Janeiro, ha visto multiplicarse por diez su cantidad de miembros en tres años, de 125 en 2015 a 1.350 en la actualidad.

"Esto no tiene nada que ver con la elección de Bolsonaro, como mucha gente piensa; el aumento de las inscripciones empezó mucho antes, debido al estallido de violencia", dijo a la AFP el instructor Joao Bercle.

El Colt 45 ofrece apoyo en los procedimientos administrativos y un paquete de 3.000 reales (770 dólares) que incluye los impuestos, los cursos y las cuotas de las pruebas de tiro obligatorias, así como la evaluación psicológica.

La puerta principal del club ostenta un adhesivo pro-Bolsonaro en el vidrio. Las detonaciones de los disparos son constantes, pero el ambiente es amable, con empleados sonrientes vistiendo una gorra roja de Papá Noel ante las cercanías de las fiestas.

Efecto disuasivo

Joao Bercle espera que la llegada del excapitán Bolsonaro a la presidencia del país "mejore la situación de las personas buenas que quieren comprar un arma y que ahora gastan una fortuna solo en costos administrativos".

"Hoy en día, los delincuentes tienen un acceso muy fácil a las armas de contrabando, incluidos los rifles de asalto y las armas de guerra, y uno tiene que equilibrar la balanza", dice Bercle.

Bolsonaro prometió bajar la edad mínima para comprar un arma de 25 a 21 años y poner fin al requisito de demostrar la necesidad de poseerla.

Para Luiz Niemeyer, de 46 años, que practica en Colt 45, "los criterios para acceder a las armas deben seguir siendo muy rigurosos, pero la burocracia debe eliminarse".

Al ser interrogado sobre la tragedia acaecida la semana pasada en la catedral de Campinas, cerca de Sao Paulo, donde un hombre mató a cinco fieles, Niemeyer enfatiza que el arma utilizada por el autor de la matanza "era ilegal".

Bercle considera que el aumento de armas legales en circulación podría tener un efecto disuasivo. "Si el ladrón considera probable que la persona que está enfrente esté armada, desconfiará. Hoy, los ladrones le apuntan a cualquiera porque están seguros de que nadie está armado. El estatuto del desarme desarmó a la población", concluye.

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