ESCRITO POR PERIODISTAS
Las mentiras de últimos presidentes de Brasil salen a la luz en inédito libro
Michel Temer, Dilma Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva o Fernando Henrique Cardoso, ninguno se libra del minucioso análisis de los periodistas Chico Otavio y Cristina Tardáguila, quienes rescatan en su libro las mentiras “más gordas” de los presidentes que ha tenido Brasil en los últimos cien años.
“Usted fue engañado”, así de contundente es el título de este inventario de “mentiras, exageraciones y contradicciones” de los últimos jefes de Estado brasileños que busca en primer término aumentar la conciencia política de la sociedad.
Editado por Intrínseca, la obra ha sido lanzada recientemente en medio del proceso electoral que se definirá el próximo 28 de octubre con la celebración de la segunda vuelta de los comicios presidenciales entre el ultraderechista Jair Bolsonaro, líder en los sondeos, y el progresista Fernando Haddad.
A lo largo de casi 300 páginas se presentan una serie de casos que marcaron la historia de Brasil desde 1920 hasta hoy, aunque con un mayor detenimiento a partir de Joao Figueiredo (1979-1985), último presidente de la dictadura militar que imperó entre 1964 y 1985.
Todos los ejemplos tienen un denominador común: la manipulación a través de la mentira o alguna de sus variantes.
“Lo que más motiva la mentira es un proyecto de poder, esconder los errores, meterlos debajo de la alfombra y engañar a la población para continuar contando con el apoyo y la simpatía de su elector”, afirma a Efe Otavio, reportero de investigación del diario O Globo.
Tardáguila, directora de Lupa, la primera agencia de verificación de informaciones de Brasil, explica a Efe lo difícil que fue acotar el espectro temporal para no terminar haciendo una enciclopedia de varios tomos porque “todos mienten”.
Fue entonces cuando decidieron escoger los últimos gobernantes del régimen autoritario y los principales desde la redemocratización: José Sarney (1985-1990), Fernando Collor (1990-1992), Cardoso (1995-2002), Lula (2003-2010), Rousseff (2011-2016) y Temer, cuyo mandato finalizará el próximo 1 de enero.
“Decidimos entrevistar a varios analistas políticos, periodistas y también a historiadores y les preguntamos cuál había sido la mentira más gorda de cada presidente y casualmente muchos dijeron lo mismo”, explica Tardáguila.
A Cardoso lo retratan a partir de una de sus frases: “No vamos a desvalorizar ninguna moneda”. El entonces mandatario se pasó meses negando que la paridad del dólar con el real llegaría a su fin y apenas dos semanas después de tomar pose de su segundo mandato, ya en 1999, liberalizó el mercado cambiario.
“En época electoral la mentira juega un papel fundamental porque se usa para conquistar el voto, es engañar al elector, es llamar al elector de tonto para ganarse un puesto de trabajo, me parece muy grave”, aprecia Tardáguila.
De Lula escogieron una promesa suya antes de los comicios que ganaría en 2002: “Si ganamos las elecciones, tengo certeza de que parte de la corrupción desaparecerá ya en el primer semestre”.
Hoy el aún líder del Partido de los Trabajadores (PT) cumple en la cárcel una condena de 12 años y un mes de prisión por corrupción.
Otavio recuerda que ha pasado los últimos años cubriendo los múltiples escándalos de corrupción en Río de Janeiro, incluyendo las mentiras que contaron durante meses sus implicados, del tipo “soy inocente”, “soy honesto”, o cuando aseguraban que “el pueblo de Río merece respeto”.
“Pasé años aquí de vida como reportero de O Globo conviviendo con la mentira, y de cierta forma puedo decir que contribuí para que esa mentira fuera deconstruida y hoy esos políticos, por lo menos los principales, están entre rejas”, asegura.
Los dos periodistas coinciden en destacar que la política unida a la mentira no es un fenómeno particular de Brasil, ni tiene que ver con determinados partidos, sexo o época, sino que es mundial y “atemporal”.
“La mentira es eterna, es parte del ser humano (...) Lo que realmente tenemos que hacer es dejar de desear que la mentira desaparezca porque eso no va a pasar. Tenemos que ser más conscientes de que existe y estar más listos para identificarla y combatirla”, comenta Tardáguila.
En este sentido, Otavio considera que el libro “es una vacuna para el lector que también es elector” y más “con este grado intolerancia” en las calles y esa extrema polarización entre Bolsonaro, un nostálgico de la dictadura militar, y Haddad, heredero político de Lula.
Para Tardáguila, los dos lados están mintiendo “bastante” y cita que en la Agencia Lupa han chequeado desde agosto unos 850 contenidos de distintos candidatos, la gran mayoría engañosos o falsos.
“No hay santos, mienten todos”, sentencia.