OBESIDAD
Los monjes tailandeses, cada vez más obesos debido a la mala alimentación
Los monjes budistas no pueden comer después del mediodía entre otras reglas de austeridad, pero en los últimos años se ha disparado el sobrepeso y la obesidad en los monasterios de Tailandia debido al exceso de azúcar y la mala alimentación.
La jornada de los bonzos comienza hacia las cuatro de la madrugada con sesiones de meditación y rezos y cuando despunta el sol salen con sus cuencos de metal para mendigar la comida del desayuno, una tradición que se remonta a los tiempos de Buda hace 2.500 años.
Los laicos donan arroz, verduras, carnes con curry o leche de coco y dulces como los "foi thong" elaborados con yema de huevo, y a cambio mejoran su karma.
Los monjes, que siguen 227 reglas monásticas, realizan una segunda comida al mediodía y el resto de la jornada no pueden ingerir alimentos, aunque sí líquidos, incluidos refrescos y otras bebidas azucaradas.
"Cuando era más joven bebía mucha Coca-Cola, bebía Coca-Cola en lugar de agua", reconoce a Efe Phramaha Chanchai, un monje de 36 años en el templo-monasterio Pathum Wanaram, en el centro de Bangkok.
Phramaha, con la cabeza y las cejas rapadas y vestido con una túnica anaranjada, asegura que al cumplir los 30 años cambió sus hábitos y ahora bebe agua y zumo, aunque precisa que este hábito no es generalizado en los monasterios budistas.
"Los monjes consumen demasiada comida basura y bebidas carbonatadas", sentencia el religioso en una entrevista en el jardín de su templo, un sereno recinto lleno de budas dorados situado entre centros comerciales de lujo.
Cerca del 48 por ciento de los monjes en Bangkok padece obesidad y casi un tercio sufre de diabetes, según un estudio de 2016 de la Universidad de Chulalongkorn y la Fundación para la Promoción de la Salud de Tailandia, que advierten de que el sobrepeso es una "bomba de relojería" en los templos.
El estudio añade que más del 41 por ciento de los religiosos budistas tiene el colesterol alto y cerca del 13 por ciento, la tensión alta, debido a la mala alimentación.
Este problema sanitario refleja el deterioro de los hábitos alimentarios en Tailandia, que es el país con mayor tasa de obesidad del Sudeste Asiático después de Malasia.
En un domingo reciente, medio centenar de devotos vestidos de blanco se acercaron a Pathum Wanaram para ofrecer comida a los monjes, que desfilaron descalzos mientras recogían las viandas y bebidas en sus cuencos.
Pom, un laico de 68 años, indicó que él es consciente de los problemas de salud de los religiosos, por lo que suele donar alimentos con menos grasa y más verdura y fruta, aunque otros también traían chocolatinas y comida procesada.
Al final de la ofrenda, unos voluntarios de un restaurante local prepararon pollo enharinado y patatas fritas de aspecto grasiento y apetitoso, de los que dieron buena cuenta algunos bonzos más jóvenes.
El propio Buda es representado con una figura estilizada, pero algunos monjes tailandeses empiezan a parecerse más a Sangkachai, un discípulo de Buda que según la leyenda engordó aposta para dejar de atraer la atención femenina debido a su atractivo físico.
A veces es confundido con Budai, un panzudo bonzo chino del siglo X también conocido como el "Buda sonriente" que según la tradición trae buena suerte si se le frota la tripa.
Phramaha explica que antiguamente los monjes solían realizar más trabajos físicos, como cuidar los jardines y barrer, pero ahora llevan una vida más sedentaria debido a una mayor burocracia en los templos.
Mientras que las normas de decoro no permiten a los religiosos enfundarse unos pantalones cortos para salir a correr, algunos sí se ejercitan con cintas de correr y yoga en la intimidad de sus cuartos o "kutis".