Saca, popular expresidente salvadoreño que se convirtió en corrupto confeso
Elías Antonio Saca, de 53 años, pasó de ser el presidente más popular de la historia democrática de El Salvador a convertirse en un corrupto confeso, por lo que fue condenado a 10 años de prisión por malversar más de 300 millones de dólares del Estado.
Atrás quedó la imagen del carismático líder de la derecha salvadoreña que dejó los micrófonos de radio para dirigir al partido de derecha más exitoso de El Salvador y derrotar con contundencia al máximo referente de la izquierda, el excomandante guerrillero Shafick Handal, en las elecciones presidenciales de 2004.
Y es que ningún presidente, ni el izquierdista Mauricio Funes que rompió la hegemonía de la derecha en el poder en 2009, ha alcanzado o superado en la primera vuelta de una elección el 57,7 por ciento de votos a favor que registró Saca.
"Coloco mi presidencia en las manos de Dios. Sé que él ha puesto en mis manos este encargo. Soy Tony Saca, su presidente", afirmó en su discurso de toma de posesión, en el que prometió que gobernaría "al lado de la gente, de los más pobres".
Saca, descendiente de emigrantes palestinos católicos, antes de ser jefe de Estado dirigió la principal gremial de empresarios del país, y entre 1997 y 2001 presidió la Asociación Salvadoreña de Empresas de Radio (ASDER) y el Comité Permanente de la Libertad de Expresión de la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR).
No concluyó la licenciatura en Periodismo en la estatal Universidad de El Salvador por dedicarse a trabajar como locutor en varias radios y luego como presentador en un programa televisivo de deportes. Su carrera empresarial comenzó en 1980.
La economía y la seguridad fueron los puntos principales que Saca tenía en su agenda como presidente, por lo que lanzó un reforma fiscal que no contó con la venia de toda la derecha, y el plan Súper Mano Dura, que daba continuidad a la política antipandillas lanzada por su antecesor Francisco Flores (1999-2004), procesado también por corrupción hasta su muerte en 2016.
La imagen de Saca dio un pequeño giro hacia el "populismo", según varios sectores, incluidos algunos de la extrema derecha, con el lanzamiento del programa de asistencia "Red Solidaria".
Este buscaba beneficiar a 90.000 familias con una dotación anual de 50 millones de dólares con contribuciones de España, Alemania, la UE, Canadá o Luxemburgo.
Su debacle dentro del partido que lo llevó al poder, la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), comenzó con la derrota en las elecciones presidenciales de 2009.
Saca fue acusado de participar en una "confabulación" para "dividir" a Arena y haber dirigido un "proceso viciado" en la elección de Rodrigo Ávila como candidato presidencial, por lo que en diciembre de 2009 fue expulsado del partido, cuando ya había voces que hablaban de irregularidades cometidas en su administración.
Toda esta actividad política se dio al margen de una trama de corrupción con la que Saca eliminó del presupuesto estatal más de 300 millones de dólares y cuyos cimientos fundó apenas tomó el poder.
Tuvieron que pasar casi 9 años desde el final de su gestión para que las autoridades lo detuvieron el 30 de octubre de 2017 durante la boda de uno de sus hijos.
El pasado 9 de agosto, el expresidente confesó que en 2004 emitió un reglamento que daba la categoría de secreto de Estado a la información sobre los fondos manejados como "gastos reservados".
Bajo el amparo de esta normativa, Saca y sus presuntos cómplices movieron los millones a varias cuentas bancarias particulares y de ahí el dinero pasó a manos de agencias de publicidad, que acordaron cobrar una comisión, o "sociedades de papel", que llevaron los fondos hasta la empresas del exmandatario.
"Me aproveché de la organización (del Gobierno) y de los escasos dispositivos de control para trasladar fondos a otras personas sin relación con la Presidencia", dado que las auditorías se hacían "de forma superficial", dijo Saca.
"¿Acepta usted haber cometido de manera dolosa el delito de peculado y lavado de dinero que le está atribuye la Fiscalía?", preguntó uno de los fiscales a Saca, quien respondió con un seco "sí".
Saca purgará 10 años de prisión por estos cargos, de los que se reducirán los casi 2 años que pasó en prisión preventiva, mientras que sus excolaboradores recibieron penas de entre 3 y 16 años de cárcel.
Los jueces dejaron en manos de otro tribunal el destino de las 86 radios que pertenecen a Saca al abstenerse de emitir una sentencia de "responsabilidad civil".