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Papa Francisco profundiza investigación de los abusos sexuales en Chile
Buscando profundizar su pesquisa sobre las raíces del escándalo de curas pederastas en Chile, el papa Francisco tiene programado reunirse con un grupo de sacerdotes que salieron de una comunidad católica en la que fueron víctimas de abusos sexuales y psicológicos
Francisco celebró el sábado una misa con tres sacerdotes preparados por el cura Fernando Karadima, un poderoso predicador en Chile al que el Vaticano sentenció en 2011 a penitencia y oración de por vida, acusado de agredir sexual y espiritualmente a feligreses jóvenes en un caso de abuso de poder en la Iglesia.
El Vaticano indicó que la misa y las reuniones de fin de semana contribuirán a que el papa conozca cómo era la vida al interior de la comunidad católica de El Bosque dirigida por Karadima y que daba servicio a la sociedad rica y poderosa de Santiago durante y después de la dictadura de Pinochet.
Francisco confía en ayudar a que sanen las divisiones que el escándalo de El Bosque creó en la iglesia en Chile y a reconstruir una relación sana entre los fieles y sus pastores “una vez que todos tomen conciencia de sus propias heridas”, señaló el Vaticano en un comunicado.
De la comunidad El Bosque salieron unos 30 sacerdotes y cuatro obispos a lo largo de los años antes que Karadima fuera retirado del ministerio y una sociedad sacerdotal afiliada con El Bosque fuera cerrada. El reciente estallido del escándalo se enfocó en uno de esos cuatro obispos, Juan Barros, después que Francisco lo defendió enérgicamente sólo para luego admitir que había cometido graves errores de juicio.
Sin embargo, las reuniones de Francisco este fin de semana con sacerdotes preparados por Karadima, así como con algunos de otros miembros de El Bosque, deja entrever que el papa comprender mejor la dinámica de esa comunidad religiosa, en que el abuso de poder y espiritual dejó daños permanentes a las víctimas aun si no fueron agredidas sexualmente.
El escándalo de El Bosque es similar a otros que han asolado a la Iglesia católica en América Latina, como el de la congregación de los Legionarios de Cristo, en México, y el del Sodalicio, en Perú. Los tres involucraron a comunidades religiosas herméticas donde se desarrolló un culto a la personalidad en torno a un dirigente carismático cuyas exigencias de obediencia y silencio le permitieron abusar sexual y psicológicamente de sus seguidores.
En una carta dirigida esta semana a la comunidad católica de Chile, Francisco se convirtió en el primer papa que menciona públicamente una “cultura del abuso y del encubrimiento” en la Iglesia católica, postura que deja entrever que estaría de acuerdo con el punto de vista de las víctimas y sus defensores de que la cultura clerical misma es gran parte del problema.