Multitudinaria marcha para reprochar a Macron ser el presidente de los ricos

La izquierda radical francesa organizó hoy, bajo un dispositivo policial espectacular, una manifestación multitudinaria en París contra el presidente, Emmanuel Macron, para echarle en cara sus reformas, que califican de antisociales, y acusarle de gobernar para los ricos.

Bautizada como "La fiesta de Macron" para conmemorar irónicamente el primer aniversario de su elección, el 7 de mayo de 2017, los organizadores cifraron en 160.000 los participantes, mientras que la Prefectura de Policía estimaba que eran unos 40.000.

El recorrido por el centro de la ciudad, entre la plaza de la Ópera y la de la Bastilla, se desarrolló como lo había querido su promotor, el diputado de la Francia Insumisa François Ruffin, en un ambiente festivo y de buen humor al que contribuyó una tarde soleada de temperatura estival.

Cuatro personas fueron detenidas en los prolegómenos de la concentración, en los controles practicados en los accesos, por llevar objetos considerados armas no autorizadas.

Un agente resultó herido, pero no de gravedad, en la Bastilla al recibir el impacto de un proyectil, señaló a Efe un portavoz de la Prefectura de Policía, que no daba por cerrada la intervención hasta última hora de la tarde.

Unos vehículos de radio y televisión fueron objeto de ataques en esa misma plaza por varias decenas de encapuchados, que les exigían que se fueran, lo que condujo a que fueran protegidos por antidisturbios y a que se produjeran momentos de tensión.

El dispositivo policial estuvo compuesto por 2.000 policías y gendarmes, un tercio más que durante la manifestación sindical del Primero de Mayo en la capital francesa, que degeneró en disturbios al ser infiltrada por grupúsculos de extrema izquierda.

La polémica política que desencadenó esos altercados del pasado martes llevó a que el Gobierno decidiera aumentar los efectivos y se lanzara a un cruce de acusaciones con los organizadores de "La fiesta de Macron", a los que reprochaba que algunas de sus proclamas podían interpretarse como una incitación a la violencia.

La Francia Insumisa, por su parte, había rechazado toda violencia e insistía en que es la policía la que debe garantizar el orden y el derecho de manifestarse.

"Somos una concentración feliz y sonriente. Una concentración que condena la violencia y en primer lugar la violencia verbal de los todopoderosos", dijo al respecto su líder, Jean-Luc Mélénchon.

Entre los manifestantes había, sobre todo, pancartas alusivas al jefe del Estado y a sus políticas: "Alto al golpe de Estado social", "Alto a Macron".

En la convocatoria, se hacía hincapié en que se va a cumplir un año desde que Macron lleva las riendas del país "actuando como un Robin de los Bosques al revés: quitándoles a los pobres para dar a los ricos".

Ruffin se esforzó en señalar que mientras se han reducido una serie de ayudas sociales para los comedores escolares o para las asociaciones, el jefe del Estado acaba de hacer "un regalo de 1.000 millones a los más ricos del país" con la supresión del impuesto conocido como 'exit tax' para los que tienen un importante patrimonio y establecen su domicilio fiscal en el extranjero.

Unas críticas que se hacen eco de una idea muy extendida, y confirmada por una encuesta del instituto demoscópico Odoxa, publicada hoy, según la cual un 72 % de los franceses lo consideran "presidente de los ricos".

Ese mismo sondeo indica que en estos momentos el 52 % de los franceses tienen una mala imagen de Macron y que el 59 % no querría que volviera a presentarse para una nueva carrera por el Elíseo en 2022.

Otro de los grandes objetivos de esta marcha es facilitar la llamada "confluencia de luchas", es decir, conseguir que cuaje la unión de los diferentes movimientos de protesta social, en particular contra las reformas del presidente.

El más visible en este momento es el de los sindicatos de la compañía estatal de trenes SNCF que se oponen con huelgas a la reforma del sector ferroviario. El reto ahora es lograr que la movilización crezca de cara al 26 de mayo, en una nueva jornada de protestas contra Macron.