Clavados en la cruz cual Jesucristo, la fe llevada al extremo en Filipinas

Arrastrar una cruz durante horas para acabar clavado en ella fue la penitencia de Jesucristo y es también la de decenas de devotos cada Viernes Santo en Filipinas, un país que lleva la fe católica al extremo.
Uno de estos devotos es Rubén Enaje, conocido como el "Jesucristo de Pampanga", que hoy se crucificó por trigésimo segundo año consecutivo en la localidad de San Fernando, al norte de Manila.
"Aunque es muy duro y doloroso lo hago por mi familia, por Dios y por la fe católica", asegura el filipino de 58 años mientras enseña a Efe los cuatro clavos de acero de diez centímetros -dos para las manos y otros dos para los pies- durante una entrevista previa a su crucifixión.
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