PATRIMONIO MUNDIAL UNESCO
Parlamento británico en peligro, debaten abandonar edificio
El Parlamento británico está en ruinas, y no en sentido metafórico.
El edificio del siglo XIX está desmoronándose, lleno de goteras y filtraciones, infestado de ratas, cribado con amianto. La reparación tomará años y miles de millones de libras, pero la alternativa sería catastrófica, dicen los expertos.
Después de años de vacilaciones, los legisladores se aprestaban a votar sobre lo que harían, y había buenas probabilidades de que optarán por un nuevo aplazamiento.
Los expertos han multiplicado las advertencias sobre el estado del edificio neogótico, uno de los monumentos más reconocibles de Londres, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Suenan las alarmas por las goteras, el sistema de calefacción a vapor, la fontanería anticuada, la cantería que se desmorona, y los ductos de ventilación obstruidos por antiguos caños, cables y amianto.
Un informe realizado en 2016 por encargo de las autoridades dijo que el edificio podría sufrir una inundación o incendio que lo volvería inhabitable. Aconsejó a los miembros de los Comunes y los Lores que lo evacuen durante seis años para realizar refacciones que costarían unos 3.500 millones de libras (5.000 millones de dólares).
Caroline Shenton, exdirectora de los archivos parlamentarios y autora de “The Day Parliament Burned Down” (“El día que un incendio destruyó el Parlamento”), dijo que sin una gran obra de refacción, Gran Bretaña perdería “el edificio más emblemático y famoso del país”.
“Bastaría una falla en los servicios para detener todo: se corta la electricidad, el agua deja de fluir, los inodoros dejan de operar”, dijo. “Pero podría suceder algo más catastrófico”.
A pesar de las advertencias, los legisladores han aplazado la decisión. Algunos temen las quejas de los contribuyentes por el gasto. Los tradicionalistas son renuentes a abandonar las cámaras históricas, los bares y restaurantes subsidiados, la terraza con su magnífica vista al Támesis.
Algunos modernizadores creen que el traslado permanente a un edificio nuevo _incluso fuera de Londres_ permitiría a los políticos superar la falta de contacto con el pueblo al que sirven.
Los legisladores votarán sobre varias opciones, desde aceptar el traslado para mediados de la próxima década hasta aplazar la decisión por varios años.
El asiento del gobierno británico se encuentra en el mismo lugar junto al río desde hace siglos. La parte sobreviviente más antigua, Westminster Hall, data de hace 900 años. El edificio actual, diseñado por el arquitecto Charles Barry, fue construido después del incendio de 1834 que destruyó su antecesor.
Shenton dijo que las autoridades en el siglo XIX debatieron qué hacer con el edificio durante años, hasta que llegó el incendio de 1834. Espera que los políticos de hoy hayan aprendido la lección.
“Nadie fue capaz de tomar una decisión”, dijo, “y finalmente la decisión se les impuso”.