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Las economías de España y Cataluña pierden con la crisis

Xavier Gabriel puede considerarse en parte el responsable de que la pequeña localidad de Sort, en los Pirineos catalanes, sea una de las más famosas de España.

Gestiona un despacho de lotería llamado La Bruja de Oro, en un pueblo cuyo nombre en catalán significa "suerte". Su fortuna al haber repartido varios premios millonarios dio a conocer su marca y le sirvió para forjar un exitoso negocio en internet.

Por el momento, las bolsas españolas han registrado pérdidas moderaras, reflejando la aparente creencia de los inversionistas de que las tensiones terminarán resolviéndose. El ejecutivo central convocó elecciones en Cataluña para el 21 de diciembre y más tarde podría considerar revisar la Constitución española para aplacar a algunos de los partidarios de la secesión.

Pero la crisis que rodea al proceso independentista de Cataluña ha cambiado la vida de Gabriel, de 60 años. La suya es una de más de 1.500 compañías que trasladaron su sede social fuera de la adinerada región del noreste de España en las últimas semanas. Su principal miedo es no seguir amparados por las leyes españolas y europeas si Cataluña logra independizarse finalmente, arrastrando a sus negocios a un territorio desconocido.

"Llegó el momento de tomar una decisión", explicó Gabriel, que da trabajo a 16 personas y se considera un catalán orgulloso de serlo.

Como la de Gabriel, la inmensa mayoría de las empresas que movieron su sede no trasladaron a sus empleados ni sus activos, como participaciones bancarias o equipos de producción. Por el momento, es principalmente una fórmula para obtener seguridad legal.

Pero a medida que se agrava la crisis política, el riesgo es que las empresas demoren sus inversiones y contrataciones. Hay evidencias de que los turistas están limitando sus reservas, quizás asustados por las imágenes de los medios de comunicación que muestran represión policial, manifestaciones callejeras y huelgas.

Y la situación podría empeorar aún antes de mejorar: la decisión que tomó el viernes el gobierno central en Madrid de asumir el control de la región podría salirse de control si se topa con una resistencia popular, bien de los ciudadanos de a pie o de autoridades locales como la policía autonómica, los Mossos D'Esquadra.

"No hay absolutamente ninguna duda de que esta crisis está teniendo un efecto muy perjudicial sobre la economía", apuntó Javier Díaz Giménez, profesor de Economía en la IESE Business School.

Pero este proceso podría tomar algún tiempo dado el nivel de confrontación entre ambos bandos, agregó Díaz Giménez. En la lista de empresas que cambiaron su sede están los dos principales bancos de la región, Caixabank y Sabadell, que están entre las cinco principales entidades financieras de España. El fabricante de cava Codorniu, un vino espumoso que dio fama a Cataluña, se unió a la ola de traslados mientras que uno de sus principales rivales, Freixenet, planea seguir sus pasos si el proceso secesionista sigue adelante. El grupo editorial Planeta, el más importante del mundo en español y el segundo de Francia, también cambió su dirección.

Caixabank dijo que sufrió una "moderada" pero temporal fuga de depósitos debido a la crisis, pero añadió que sus cuentas están ya recuperadas y anunció que su marcha de Cataluña era definitiva.

Las acciones de Caixabank, Sabadell y otras empresas han tenido cotizaciones volátiles en las últimas jornadas: cayeron tras la consulta independentista del 1 de octubre y subieron drásticamente tras dar a conocer el traslado de sus sedes.

El propietario del despacho de loterías, Gabriel, dice que la venta de boletos este mes subió casi un 300% con respecto al año pasado, un incremento que atribuyó al apoyo popular a su decisión de cambiar la sede social de su empresa.

Díaz Giménez apuntó que estas decisiones, aunque no afectan de inmediato a los empleos, son "solo la punta del iceberg". "Los planes para reubicar empresas o invertir en otras partes van a acelerarse y algunos van a irse, por ejemplo, a Polonia, y no regresarán", dijo.

"La gente que está pensando en invertir en España y en Barcelona está empezando a planteárselo de nuevo", agregó. "No es solo Cataluña. Es la mala gestión por parte de España, que está demostrando que no es un país serio porque no puede resolver este asunto". La crisis llega, irónicamente, cuando España disfrutaba de una de las mayores tasas de crecimiento de Europa.

Su economía, la cuarta mayor de la eurozona que agrupa a las 19 naciones que tienen el euro como moneda, creció a una tasa intertrimestral del 0,9% en el segundo trimestre de 2017. El gobierno ha mantenido su previsión de crecimiento para 2017 en el 3,1%, pero revisó su estimación para 2018 del 2,6% al 2,3% a consecuencia de la crisis.

La agencia de calificación crediticia Moody's advirtió que si se mantiene el impasse político y, finalmente, se consuma la independencia de Cataluña, la calificación del país se vería gravemente afectada.

El turismo parece el sector más afectado por el momento. Según los expertos, el gasto en el sector en Cataluña en las dos primeras semanas de octubre — tras el referendo independentista que fue declarado ilegal por las autoridades españolas — bajó un 15% con respecto al mismo periodo de 2016.

El turismo representa alrededor del 11% del Producto Interno Bruto de España, de 1,1 billones de euros (1,3 billones de dólares), y Cataluña y su capital, Barcelona, proporcionan una quinta parte de esa cifra al ser el destino más popular entre quienes visitan el país.

Exceltur, un ente sin ánimo de lucro formado por los 25 principales grupos turísticos españoles, espera que el aumento del turismo este año se quede en el 3,1% frente al 4,1% de estimaciones previas.

Solo en Barcelona, las reservas bajaron un 20% comparadas con el año pasado, agregó. Si la tendencia continúa en los tres últimos meses del año, podría generar pérdidas de hasta 1.200 millones de euros (1.400 millones de dólares) en el sector, lo que podría repercutir en el empleo.

Los analistas temen que el objetivo declarado de los proindependentistas de seguir creando tanto caos social y económico como sea posible para España pueda exacerbar la situación. El grupo Asamblea Nacional Catalana ha hablado abiertamente de boicotear a las principales empresas españolas y de convocar huelgas.

"España y su turismo dependen mucho de la imagen", dijo Díaz Giménez. "Y esto la está matando".

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