EXPRESIDENTES
Lula y Rousseff afirman que las reformas de Temer "destruyen" a Brasil
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y su sucesora Dilma Rousseff, destituida en agosto pasado, afirmaron ayer que el actual mandatario Michel Temer "destruye al país" con reformas que "esclavizarán a los trabajadores".
Lula y Rousseff, ambos del opositor Partido de los Trabajadores (PT), asistieron a un acto celebrado en el sur del país ante miles de militantes de esa formación y condenaron las reformas propuestas por Temer, que llevaron a los sindicatos a realizar una huelga general este viernes.
"Están destruyendo todo lo que se ha hecho en este país en materia de derechos laborales", afirmó Lula, quien inició su vida política a fines de la década de 1960 en los sindicatos metalúrgicos de Sao Paulo.
Rousseff, por su parte, sostuvo que las reformas que adelanta el actual Gobierno son "la continuación del golpe", como califica al proceso parlamentario que condujo a su destitución por irregulares manejos de los presupuestos y llevó al mismo tiempo al poder a Temer, su vicepresidente en la época.
Una de las reformas más polémicas ha sido aprobada esta semana en la Cámara baja, debe ser discutida aún por el Senado y propone una amplia modificación de las leyes que rigen el mercado laboral.
Uno de los puntos de mayor controversia plantea que "lo acordado valga por encima de lo legislado", lo cual daría valor legal a los convenios pactados entre trabajadores y empleadores, aún cuando no se ajusten totalmente a las normativas en vigor.
El proyecto también plantea acabar con la llamada "contribución sindical obligatoria", conocida también como "impuesto sindical", que impone que a los empleados se les descuente un día de trabajo anual para destinarlo al gremio en que están afiliados.La propuesta forma parte de una serie de medidas promovidas por el Gobierno de Temer para intentar recuperar el vigor de la economía nacional, que entre 2015 y 2016 entró en una grave recesión y cayó casi ocho puntos porcentuales.
La reforma laboral es acompañada por una ley, ya aprobada, que pasa a regular la llamada "tercerización" o subcontratación, la cual permite que las empresas conviertan a sus empleados en prestadores de servicios para todos sus tipos de actividades.
El trípode de las grandes reformas de las leyes que afectan a los trabajadores lo completa una que apunta a establecer una edad mínima para la jubilación, a la que los brasileños acceden hasta ahora con 35 años de cotización como único requisito.
Según sostiene el Gobierno, esa reforma es clave para salvar al régimen de jubilaciones de la quiebra a la que llevará su abultado déficit y apalancar tanto la recuperación de la economía como la generación de empleos, en momentos en que unos 14 millones de brasileños se encuentran sin trabajo.