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CANDIDATA

Evelyn Matthei, una mujer apasionada que sabe navegar a contracorriente

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Nelson Sandoval Díaz (EFE)Santiago de Chile

Evelyn Matthei, la candidata oficialista a la presidencia de Chile, es una mujer apasionada, como ha demostrado en la campaña que la ha enfrentado a la exmandataria Michelle Bachelet para dirimir este domingo quién sucederá a Sebastián Piñera en La Moneda. Acostumbrada a lo largo de sus 60 años a ganar siempre, siguiendo una trayectoria de ascenso constante, Matthei también ha demostrado que sabe navegar a contracorriente. El mismo nombramiento como candidata fue azaroso. Su partido, la Unión Demócrata Independiente (UDI), se había visto obligado previamente a retirar las candidaturas de Laurence Golborne y Pablo Longueira, el primero debido a un escándalo económico y el segundo a causa de una grave depresión. En esa circunstancia, Matthei construyó una candidatura que el pasado 17 de noviembre, en la primera vuelta, logró superar los pronósticos y alcanzar el 25,01 % de los votos, lo que le permitió pasar a la segunda ronda para enfrentarse a la favorita, la candidata de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet. Ser mujer en una sociedad contaminada por un machismo atávico acostumbró a Matthei desde muy joven a derribar obstáculos, apoyada en su carácter fuerte y en una manera de hablar que le ha granjeado críticas. Hija de Fernando Matthei, un general que alcanzó la jefatura de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) y un asiento en la junta militar de Augusto Pinochet, Evelyn comenzó su vida política en paralelo con el fin de la dictadura (1973-1990). Atrás quedaron entonces sus vivencias de niña, cuando su familia era cercana a la de Michelle Bachelet, también hija de un general de la FACH, Alberto Bachelet, que afrontó experiencias muy distintas tras el golpe de Estado de 1973, ya que murió torturado por oponerse a Pinochet. Mientras, Fernando Matthei, cuya supuesta implicación en la muerte de su camarada ha sido investigada y descartada por la Justicia, escaló los peldaños del poder. Con quince años de estudios de piano, ingeniera comercial, profesora universitaria y ejecutiva de empresas, Evelyn Matthei descubrió la política cuando Chile recuperó la democracia. Poco antes, en una muestra de su firme carácter, cortó su carrera como concertista de piano cuando se dio cuenta de que no iba a ser la mejor, según reveló años después en una entrevista, aunque todavía sigue disfrutando de la música y protagonizando anécdotas. Una de las curiosas sucedió cuando en plena campaña electoral interpretó con gran destreza en un programa de televisión "El pueblo unido", himno emblemático de la Unidad Popular, la coalición de izquierda que acompañó al presidente Salvador Allende, muerto en el golpe de Pinochet. Matthei está casada con Jorge Desormeaux, un economista que durante diez años fue consejero del Banco Central y con quien tiene tres hijos: Jorge, Roberto y Antonia. Elegida diputada en 1989, Matthei integró la llamada "patrulla juvenil" del partido Renovación Nacional (RN), formada por jóvenes políticos desligados de la dictadura, proclives a reformar el sistema para hacerlo más moderno y participativo. Uno de los exponentes de esa "patrulla", Sebastián Piñera, había votado por el "No" en el plebiscito de 1988, en el que los chilenos rechazaron la permanencia de Pinochet en el poder. Pero a finales de 1992, cuando los partidos buscaban sus candidatos para las presidenciales del año siguiente, se acabó la "patrulla". En RN competían Evelyn Matthei y Sebastián Piñera. En un programa de televisión del que Piñera era tertuliano, irrumpió el dueño del canal, Ricardo Claro, con la grabación de una conversación telefónica de Piñera con su amigo Pedro Pablo Díaz, en la que el actual presidente de Chile le pedía que urdiera una maniobra apoyándose en algunos periodistas cercanos con el fin de perjudicar a Matthei. La idea era dejar a Evelyn en evidencia, "como una cabrita (niña) chica, despistada, que da palos de ciego, sin ninguna solidez (...), una huevona débil, inestable", decía Piñera en la conversación. El escándalo, bautizado como el "Piñeragate", fue enorme e inicialmente situó a Matthei como la víctima, pero la policía descubrió que la conversación había sido interceptada y grabada desde unas dependencias del Ejército. Los autores revelaron que vigilaban a Piñera por encargo de Matthei, quien confesó su culpa y renunció a su candidatura, al tiempo que el partido la sancionó con diez años de suspensión. Ella renunció a Renovación Nacional y se acercó a la UDI, que la recibió con los brazos abiertos. En 1993 fue elegida nuevamente diputada, y en 1997 senadora por la región central de Coquimbo, cargo para el fue reelegida en 2005 y al que renunció en 2011 con el fin de asumir como ministra de Trabajo del Gobierno de Piñera. "Me equivoqué de punta a cabo" en el "Piñeragate", reconoció hace poco Matthei. Y aunque su carácter le ha traicionado en algunas ocasiones a lo de los últimos meses, su poderosa fe ha permanecido intacta, como demuestra el eslogan de campaña "Sí se puede", convencida de que la victoria sobre Bachelet está al alcance de la mano.

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