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MEDARDO MATURANA Y CLAUDIA ROA

Exmiembros de las FARC llevaron a Europa su salida individual de la guerrilla

Dos exguerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Medardo Maturana y Claudia Roa, mostraron en una gira por Europa su salida de la guerrilla como un camino individual paralelo al proceso de paz impulsado por el Estado colombiano. "Todos deseamos que el proceso llegue a buen fin, pero no vamos a jugar a las adivinanzas ni especulaciones. Nosotros estamos aquí, conscientes de que si nos encuentran estamos muertos. Otros siguen dentro sin saber cómo salir", explicó a Efe Roa, de 26 años y en septiembre abandonó la guerrilla tras diez años en las FARC. "El propósito de la gira era hablar de cómo es la vida en la guerrilla desde dentro. No para despertar curiosidades, sino para que se entienda lo difícil que es arrancar de nuevo, luego", comentaba por su parte Maturana, de 53 años y asimismo huido de sus filas después de 23 años de militancia. Roa y Maturana cerraron hoy entre reuniones con representantes del Ministerio de Exteriores, de la presidencia alemana y de varias ONG, una gira que emprendieron días atrás en España y que también les llevó por Francia, Reino Unido y Suiza. "No podemos regresar al lugar de origen, ahí estamos muertos", dice la exguerrillera, quien ingresó con 16 años en las FARC "engañada con promesas de una vida mejor", que aún no se ha reunido con la familia que entonces abandonó y que ahora ha llevado a Europa su testimonio sobre cómo es "la vida de una mujer" en la guerrilla. Bajo el alias de Brigitte, Roa vivió lo que es estar "disponible las 24 horas del día" para sus jefes -en su caso, en el llamado Frente 16- y verse obligada, además, a abortar en las dos ocasiones en que quedó embarazada. Maturana, llamado el "Negro Tomás", se identificó con la llamada parte ideológica de la guerrilla y está ahora entre quienes siguen "con muchas incógnitas", "pero optimista", el proceso de paz. La gira de Roa y Maturana forma parte del Programa de Atención Humanitaria al Desmovilizado, iniciado bajo el Gobierno del presidente Álvaro Uribe y mantenido por el actual jefe de Estado, Juan Manuel Santos. Se estima que hay unos 26.000 desmovilizados, mientras que siguen en activo alrededor de 7.800 guerrilleros, además de unos 5.000 milicianos o miembros de apoyo. "El programa apoyó y apoya la opción individual por la salida. Monitorea esos procesos, los evalúa y acompaña. Lo que pueda ocurrir con quienes siguen dentro, de cerrarse felizmente el proceso de paz, no es asunto sobre el que debamos especular ahora", indicó la directora de comunicación del programa, Ivethe Carmen Aristizábal. La coincidencia de la gira -la primera de exguerrilleros de las FARC desmovilizados con apoyo institucional- con el proceso de paz ha "dado mucha proyección al programa", admitió su responsable, para defender por otro lado que se trata de dos vías "independientes". El Gobierno colombiano y las FARC abrieron negociaciones de paz en Oslo, en noviembre de 2012, en un proceso que continúa en Cuba y que, de saldarse con éxito, se considerará histórico. El principal reto, de lograrse el acuerdo, será cerrar las heridas dejadas por una "tragedia humanitaria" -en palabras de Maturana- prolongada a lo largo de más de medio siglo de conflicto. Hasta ahora, se han logrado acuerdo parciales sobre la cuestión agraria y la futura participación política de las FARC, mientras que el pasado viernes se iniciaba en La Habana un nuevo ciclo de conversaciones, centrado en las drogas y el narcotráfico. La historia de los dos guerrilleros es "parecida" a la de muchos desmovilizados que tratan de reintegrarse en la sociedad colombiana. Roa, como Maturana, aprovecharon las últimas horas, hoy, antes de su partida a Bogotá, este martes, para visitar el mercadillo de Navidad de la céntrica Gendarmenmark de Berlín. "Esto es lindo. Pero ni pienso en vivir aquí. Tanto frío...", admitía la exguerrillera, para quien la experiencia europea ha sido "una forma de revivir", apenas unos meses después de haberse salido de la guerrilla y aún en la llamada primera fase de reinserción social, a la que debe seguir una existencia "normal" en Bogotá, donde aspira a estudiar computación.

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