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Las Mundiales

CUMBRE

La UE rechaza rescatar a sus nuevos miembros

BRUSELAS.- Los líderes europeos se comprometieron ayer a no adoptar medidas de apoyo a sus fabricantes de automóviles o bancos que puedan perjudicar a los países de Europa central y oriental menos desarrollados. La cumbre extraordinaria que ayer celebraron los Veintisiete en Bruselas ha concluido con un llamamiento a la “solidaridad y la responsabilidad” de todos para hacer frente unidos a la crisis financiera y económica, según han resaltado en la rueda de prensa final el primer ministro checo, Mirek Topolánek, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. Nivel de convergenciaEl jefe del Ejecutivo comunitario ha destacado “el alto nivel de convergencia” en torno a la necesidad de cumplir las reglas del mercado interior, perseguir a toda costa la estabilidad financiera y luchar contra el desempleo. Barroso también ha resaltado el “claro apoyo” de todos los líderes, “incluido explícitamente el presidente (Nicolas) Sarkozy”, a las directrices formuladas por la Comisión Europea sobre las ayudas públicas para los fabricantes de automóviles. Bruselas no está en contra del apoyo al sector automovilístico europeo,ha dicho Barroso, pero exige que las ayudas públicas nacionales sean temporales y, sobre todo, que no vayan en detrimento de la producción o del empleo en otros estados de la Unión. “En Europa ningún país es proteccionista”, ha asegurado por su parte el presidente francés, Nicolas Sarkozy, cuyo plan de apoyo al sector del automóvil se convirtió en el blanco preferido de las acusaciones de proteccionismo. El mandatario francés ha insistido hoy en que las ayudas de París a los fabricantes no perjudicarán a sus países socios. Los gobernantes europeos no respaldaron la idea, sin embargo, de un plan especial de rescate para las economías de los nuevos estados miembros, como pedía especialmente Hungría. Tampoco apoyaron la sugerencia de que se suavicen los criterios para la adopción del euro, una propuesta de Polonia encaminada a acelerar el ingreso en la unión monetaria de los socios que están sufriendo turbulencias monetarias ligadas a la crisis. “Reconociendo que existen claras diferencias entre los Estados miembros de la Europa central y oriental”, los líderes de la Unión se declaran dispuestos, no obstante, a “revisar la asistencia ya facilitada”, ha asegurado Durao Barroso, que ha recordado la batería de ayudas, como los 25,000 millones de euros para la asistencia directa a la balanza de pagos.

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