ENCUENTRO VERDE
Grupo Ambiental Hábitat: 40 años promoviendo la protección y conciencia ambiental en Azua
Azua más allá del bosque seco es una provincia con una diversidad de recursos
Azua es una provincia situada en la región Sur, específicamente en Valdesia. Cuenta con diversas fuentes de agua, más de 40,000 tareas de tierras explotadas agrícolamente, más de 80 kilómetros de playa e incluso petróleo, por lo que, más allá del bosque seco que se puede observar cuando se transita por allí, la provincia cuenta con una diversidad de recursos.
Forma parte de la reserva de biosfera recién aprobada Madre de las Aguas, y alrededor del 56% de la zona de esta provincia son áreas protegidas como el parque Ana Caona, la Sierra de Martín García, el kilómetro 20, Hatillo, y la reserva de vida silvestre Manglares de Puerto Viejo, situada en la playa Los Negros, convirtiéndola en una zona importante para el desarrollo socioeconómico, político y turístico.
Pero su belleza natural también la convierte en el foco de atención para quienes buscan aprovecharse indiscriminadamente de sus recursos naturales o contaminarlos. Y es allí donde surgen fundaciones como el Grupo Ambiental Hábitat, enfocadas en la preservación de estos recursos, acompañando a las comunidades para que se den cuenta del potencial de la naturaleza, pero sobre todo creando una conciencia ambiental.
Hero Pérez, actual presidente de la organización, cuenta que Hábitat surgió en un momento de dificultades en términos sociales y ambientales, pues en el año 1984 se buscaba depositar lodo cloacal, traído de los países desarrollados, tanto en Samaná, como en la región Sur, en el caso de Oviedo.
Sin embargo, un grupo de técnicos, profesionales y el movimiento social se opuso a esta medida y es entonces cuando surge la institución, con la misión de desarrollar y acompañar los procesos de las comunidades de manera activa, con miras a lograr una sociedad justa y ecológicamente sustentable.
“Por los efectos contaminantes la gente se activó y de ahí surgió esta organización. Fue como un consenso de personas preocupadas”, narra Guillermo Brea, director ejecutivo de la organización.
Con una conciencia ambiental despierta, la actitud adoptada fue la defensa de los recursos naturales en Azua y con 40 años en funcionamiento esta visión sigue igual de clara. Durante el transcurso de los años han acompañado a las comunidades, ayudando a defender la tierra para que la gente pueda trabajarla, sobre todo en los lugares donde se puede desarrollar la agricultura.
“La gente se establece en la parte de la ladera porque no tiene la oportunidad de contar con un sistema de riego o con una parcela en una zona productiva y por eso se va a peores tierras y daña el medio ambiente por necesidad material, básicamente y falta de conciencia y educación ambiental”, afirma Brea.
Además, han defendido puntos específicos en la comunidad de Azua que estaban en la mira para ser privatizados, entre ellos la playa Caobita, donde se encuentra la reserva de vida silvestre Manglares de Puerto Viejo.
En el caso de los manglares de Puerto Viejo, Guillermo sostiene que ha sido una parte muy degradada donde se ha cercenado parte del hábitat del manglar. Hay prácticas no sostenibles como la pesca y captura de especies, contaminantes como residuos sólidos y agroquímicos, por lo que han impulsado la restauración de la zona.
El enfoque de la organización en este momento es combinar la protección ambiental con la restauración y la práctica de producción agroecológica con la gente.
“Nuestra intervención ha consistido en recuperar los drenajes de agua dulce que son los que permiten que se sostengan y se reproduzcan de forma natural las variedades de mangle que hay ahí y que permiten además que las especies tengan una vida sana”, dice Brea.
Reservorios como sistemas de riego
El río Jura es el más caudaloso del valle de Azua. Como una medida de protegerlo y de apoyo a las comunidades apoyo a las comunidades, Hábitat ha construido cinco reservorios, sistemas de riego que permiten que la gente tenga alguna fuente de producción y garantizan medios de vida más favorables.
Estos han beneficiado a más de 85 familias en Las Lomas y la comunidad Las Yayitas, según el presidente de Hábitat. Esto también permite que se reduzca la tala y quema de árboles.
Sumado a la construcción de estos sistemas de riegos, Hábitat acompaña a la gente en el fomento de prácticas agroecológicas, ensenándoles a hacer conservación de suelos y elaborar insumos orgánicos para manejo sostenible de cultivos.
Convites y viveros comunitarios
Otras medidas están centradas en la promoción del trabajo colectivo y la gestión de recursos naturales, a través de convites y viveros comunitarios.
Brea explica que en lugares como Majagual, en la cuenca alta del río Jura, con los convites reúne a un grupo de personas para realizar tareas en beneficio de cada uno.
“Si van a la parcela de Juanita, todas esas personas tienen el compromiso de ir a la parcela de Juancito, porque vino aquí”, comenta, subrayando que este tipo de trabajo fortalece los lazos de amistad, compromiso y participación dentro de las comunidades.
También apoyan viveros de producción de plantas forestales en varias comunidades que, aunque pequeños, “son esenciales para la reforestación y conservación del entorno”.
Brea enfatiza que la responsabilidad de estos proyectos recae principalmente en los mismos comunitarios. Ellos se encargan de la ubicación de los terrenos, la preparación del suelo, el cuidado de las plantas, el riego y el control de maleza, mientras que la fundación les brinda apoyo en la planificación y programas de siembra.
Brea destaca que en comunidades como Peralta y en Las Lomas, muchos agricultores mantienen parcelas agroecológicas con un conocimiento profundo y un compromiso que asombra. “No es que tú le dices coge esta planta, siembra esta ¡no!, lo manejan”, afirma.
Corredor verde
La organización está participando activamente en un proyecto de corredor verde que busca conectar ecosistemas y preservar recursos naturales.
Este esfuerzo se enmarca en una iniciativa triangular (Costa Rica, Alemania y República Dominicana) con el objetivo de gestionar de manera conjunta un territorio específico para la conservación ambiental.
“La organización y otras instituciones sociales, junto con Costa Rica, Alemania (GIZ) y República Dominicana (Ministerio de Medio Ambiente), está implementando una iniciativa triangular y el punto en el país está en Azua. El corredor verde abarca desde la parte baja de la cuenca del río Jura, extendiéndose hacia el oeste hasta el kilómetro 11, y llegando hasta playa Blanca y Caobita, áreas que colindan con la Sierra de Martín García. Este corredor también incluye ecosistemas cruciales como los manglares del Puerto Viejo y las reservas de vida silvestre”, detalla Brea.
Ciudadanos empoderados
Con las iniciativas han logrado avances en el fortalecimiento del empoderamiento de los comunitarios y su integración para la defensa del medio ambiente.
“Hoy tenemos organizaciones mucho más fuertes, integradas y participando”, explica Pérez, subrayando el cambio positivo en la conducta y el comportamiento de los comunitarios, quienes ahora están activamente incorporados en la defensa de sus entornos.
Esto ha permitido al Grupo Ambiental Hábitat no solo promover la capacitación y el fortalecimiento organizacional, sino también lograr que las comunidades se apropien de las iniciativas ambientales.
Brea destaca que, “la gente asume las propuestas y las hace suyas”, lo que ha dado lugar a comunidades sostenibles donde los propios habitantes dominan el conocimiento sobre su entorno y pueden incluso educar a otros, incluyéndolos a ellos mismos. “Hay comunidades sostenibles, que es la gente que las lleva, y te pueden dar un taller… ellos dominan esas cosas y saben lo que es”, enfatiza.
Desafíos
La organización ha enfrentado desafíos en su misión de conservar los recursos naturales y fortalecer las comunidades; entre estos, problemas relacionados con la tenencia de la tierra, la resistencia de algunos sectores a la preservación ambiental y la influencia de actores poderosos que buscan explotar los recursos naturales para su propio beneficio.
Pérez resaltó la dificultad que han encontrado para asegurar que los campesinos se conviertan en propietarios de la tierra que trabajan.
También menciona la visión de áreas protegidas comunitarias, un esfuerzo que busca involucrar a las comunidades en la conservación de sus recursos naturales. Sin embargo, estos esfuerzos a menudo se ven amenazados por personas con poder que intentan imponer sus intereses sobre el bienestar común.
“Uno se encuentra con esos poderosos que quieren hacer cualquier cosa y que amenazan y que hacen cara de que tienen apoyo de determinadas instituciones, de determinados políticos”, afirma.
Los pocos recursos que logran captar para llevar a cabo su lucha por la preservación ambiental provienen de una corporación alemana.
También el Estado les suministra apoyo por medio de propuestas que Hábitat somete para ser aprobadas. Sin embargo, sus directivos explican que en ocasiones el dinero recibido para financiar su labor no alcanza para sostener los proyectos que llevan a cabo en las comunidades de Azua.
“El apoyo del Estado consiste en propuestas que se someten cada año; te lo pueden aprobar un año y otro no y eso varía dentro de esas cantidades (entre un millón de pesos o dos al año)”, explica Brea.