CUMBRE AMAZÓNICA

Un llamado al “mundo rico” para que pague por la selva

"Iremos a la COP28 a decir que si quieren preservar los bosques es necesario poner dinero, no sólo para las copas de los árboles, también para cuidar al pueblo que está a su sombra, que quiere trabajar y estudiar".

Los países amazónicos plasmaron su parecer en un largo listado de intenciones con pocas acciones concretas para frenar la deforestación del bioma.

Los países amazónicos plasmaron su parecer en un largo listado de intenciones con pocas acciones concretas para frenar la deforestación del bioma.iStock

Los países que ostentan los bosques tropicales más grandes del planeta instaron ayer al “mundo rico” a cumplir su parte para ayudar en la preservación de estos biomas y pagar por mantener la selva en pie, en el cierre de la Cumbre Amazónica, que tuvo lugar en la ciudad brasileña de Belém.

A la segunda y última jornada de la cumbre de los países miembro de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) fueron invitadas naciones procedentes de África, Asia, Europa y América.

Tras el encuentro, que fue a puerta cerrada, los ocho países amazónicos, junto con la República del Congo, la República Democrática del Congo y San Vicente y las Granadinas, reafirmaron su compromiso contra el cambio climático, pero insistieron en que no bastará sin la necesaria cooperación de las naciones más ricas.

En un comunicado conjunto llamado “Unidos por nuestros bosques”, enfatizaron en la necesidad de combinar la preservación del medioambiente con el crecimiento económico, un mensaje que llevarán de forma conjunta a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), que se celebrará en noviembre en los Emiratos Árabes Unidos.

“Pero no se puede hablar de bosques tropicales y cambio climático sin abordar la responsabilidad histórica de los países desarrollados”, precisó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión del evento, durante su intervención.

En este sentido, el comunicado, de diez puntos, manifiesta su preocupación por el incumplimiento de las metas de mitigación por parte de algunas de estas naciones y hace un llamado para que "cumplan con sus obligaciones financieras climáticas".

Esta premisa se refiere al acuerdo para "proporcionar 100.000 millones de dólares en financiación climática al año en recursos nuevos y adicionales a los países en desarrollo" para financiar la preservación de los ecosistemas más sensibles del planeta.

El texto también condena medidas adoptadas para combatir el cambio climático, algunas "unilaterales", que constituyen "un medio de discriminación arbitraria o una restricción encubierta al comercio internacional".

En este sentido, refuerza que "los bosques pueden ser centros de desarrollo sostenible y fuentes de soluciones para los retos nacionales y mundiales de sostenibilidad, conciliando la prosperidad económica con la protección del medioambiente y el bienestar social".

La declaración también reitera las críticas a los países más desarrollados, ya expresadas en un comunicado firmado por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela este martes, en la cumbre de líderes de la OTCA, celebrada también en Belém.

COMBATIR LA POBREZA

Durante su intervención en la jornada de este miércoles, el presidente Lula señaló que no basta con combatir la deforestación, pues en los sitios donde más se devastan los bosques es donde más pobreza hay y donde se registran los peores índices de salud, saneamiento, educación, seguridad alimentaria y violencia.

Esta afirmación fue reiterada por el mandatario ante la prensa al término de la reunión.

"Iremos a la COP28 a decir que si quieren preservar los bosques es necesario poner dinero, no sólo para las copas de los árboles, también para cuidar al pueblo que está a su sombra, que quiere trabajar y estudiar", afirmó.

MUCHAS INTENCIONES

En el primer día de la cumbre, los ocho países amazónicos plasmaron su parecer en un largo listado de intenciones con pocas acciones concretas para frenar la deforestación del bioma.

La falta de un compromiso conjunto para lograr la deforestación cero antes de 2030 y de acciones contundentes contra la explotación de combustibles fósiles como el petróleo en la más extensa selva del planeta, que eran las más esperadas, fueron tratadas de forma vaga en la Declaración de Belém.

En el grueso documento de 113 puntos, los países amazónicos impulsaron, eso sí, una completa agenda de cooperación para el bioma con medidas para la gestión del agua, la seguridad, la salud, las infraestructuras sostenibles y la promoción de los derechos humanos de los pueblos tradicionales.