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Cacería en República Dominicana, ¿por qué es importante su regulación?

Son más los cazadores que practican la cacería ilegal que los cazadores deportivos registrados en el Ministerio de Medio Ambiente. La cartera solo autoriza la cacería deportiva, y esta solo permite la captura de cinco especies de aves. Todo lo demás está sujeto a autorizaciones especiales

Según el artículo 40 del actual proyecto de reglamento, “se prohíbe la utilización de venenos o sustancias tóxicas para cazar en cualquiera de los tipos de cacería permitidas en la República Dominicana”.iStock

Yaniris Lópezyaniris.lopez@listindiario.com
​Santo Domingo

Cuatro tipos de cacería están permitidos en República Dominicana: la deportiva, la cacería de control, la cacería de subsistencia y la cacería comercial.

De estas, la cacería deportiva ilegal preocupa actualmente al Ministerio de Medio Ambiente y, como explica el zoólogo de vertebrados Nelson García Marcano, los intentos por regularla es una prioridad que viene de lejos.

Encargado de la División de Inspección de Vida Silvestre de la Dirección de Biodiversidad del Viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad, García explica que la cacería se practica aquí desde la década de 1930.

Señala que en esos años, como ahora, esta práctica se ha regulado a través de resoluciones que se emiten cada dos años (hubo un paréntesis en los 90 para que se recuperaran las poblaciones), y que la última data del 2019, pues todo se trastocó con la pandemia del covid-19.

Antonio Ramos Barletta y María Paula Miquel, coordinador de Educación Ambiental y directora administrativa de la fundación Propagás; Yvonne Arias, bióloga, coordinadora del Encuentro Verde; y Nelson García Marcano, biólogo y zoólogo de vertebrados, en el conversatorio ambiental del Listín Diario.CIRILO OLIVARES

En mayo de este año, el Ministerio de Medio Ambiente llamó a un proceso de vistas públicas para el conocimiento del reglamento que regulará el ejercicio de los diversos tipos de cacería de acuerdo a las disposiciones de la Ley Sectorial sobre Biodiversidad No. 333-15.

“Acogiéndonos a la ley de transparencia se le solicitó a la gente, apelando al sistema democrático que tenemos, que opine sobre el reglamento. Antes se convocaba a los cazadores, a la gente, las resoluciones se publicaban en los periódicos, y no pasaba nada”, indicó el biólogo durante su participación en el Encuentro Verde de Listín Diario. Hasta ahora…

Una brecha para orientar

La inclusión en el reglamento de perros y gatos asilvestrados entre las especies que se pueden cazar provocó el rechazo de los protectores de animales, quienes públicamente se opusieron al documento por considerar que “promueve el maltrato a los animales y fomenta una cultura de crueldad”.

El Ministerio de Medio Ambiente ve en el conflicto generado una oportunidad para educar a la población sobre el tema y para alertar a los cazadores que practican la cacería ilegal.

“El reglamento, como requerimiento de la Ley de Biodiversidad, dirá cómo se va a hacer la cacería; te dirá cuánto, dónde y qué cazar. El documento tomará en cuenta las especies y el tema de las vedas para controlar los períodos de reproducción”, sostiene.

Apunta que la cacería que el Ministerio autoriza es la deportiva, pues lo demás está sujeto a una autorización especial.

El tema de la cacería abre una brecha para que la población comience a interesarse por temas a los que antes no le ponía atención.PIXABAY

“La de subsistencia significa que si un miembro del Servicio Nacional de Protección Ambiental (SENPA) o un inspector agarra a un campesino que ve es de un nivel económico bajo, no lo va a someter o a sancionar”.

Ni perros ni gatos

“El aporte de los protectores de animales también es importante”, señala García, mientras destaca las diferencias entre un perro doméstico, destinado a un espacio restringido; un perro semi-restringido, que sale a la calle pero regresa a su casa; y el perro asilvestrado, “alzao o cimarrón”, aquel que nació y se crió en el monte y que no tiene vínculos con el ser humano.

“La ley lo define así, eso no significa que se vayan a cazar”, apunta.

Adelanta que los perros y gatos no van a aparecer en el reglamento, sino que este hará referencia al listado de especies exóticas e invasoras del país y al listado global de especies invasoras.

No hay licencias para cazar

Actualmente, debido al proceso abierto en que se encuentra el reglamento (la consulta pública cerró el pasado martes 25 de julio), la temporada de cacería está cancelada, los carnets de los cazadores deportivos están vencidos desde 2021 y, por tanto, nadie tiene licencia para cazar.

“Ahora, una cosa es el reglamento y otra es la apertura de la temporada de cacería –aclara García-. O sea, podemos tener el reglamento y el Ministerio puede decidir que no hay cacería este año. La temporada de cacería está paralizada hasta tanto se finalice el reglamento porque es un mandato de la ley sobre Biodiversidad y hay que cumplir con ello”, comenta el experto en CITES, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.

¿Qué sigue al finalizado período de consulta pública?

“Se va a convocar a los ambientalistas y a nivel interno se hará un ‘FODA’ más técnico para revisar el reglamento punto por punto, mejorar esto o aquello, estamos abiertos. Estaremos revisando para luego solicitar otra vista pública y presentar el documento final con lo que se acuerde, y luego se hará otro taller para socializar cómo va a quedar el documento final. Espero que hagamos esto antes de octubre porque en octubre hay que empezar a carnetizar para la cacería deportiva”, informa.

Cazadores deportivos

En el país hay registrados 92 cazadores que siguen las regulaciones del Ministerio de Medio Ambiente. Estos se dedican a la cacería deportiva y pagan 10,000 pesos por una carnetización de dos años.

“Nunca ha habido muchos cazadores registrados –admite García-; cuando más ha habido hubo 110”.

La cacería deportiva solo permite la captura de cinco especies, todas aves: pato de la Florida (Anas discors), guinea cimarrona (Numida meleagris), tórtola rabiche (Zenaida macroura), tórtola aliblanca (Zenaida asiática) y la paloma turca o tórtola de collar (Streptopelia decaocto).

De acuerdo con García, los cazadores registrados son profesionales que se dedican a la cacería como pasatiempo, personas con mucha conciencia ecológica y conocimiento de conservación, que respetan los períodos de veda y de reproducción de estas especies. Todos reciben capacitación para realizar esta actividad.

La cacería está regulada y solo hay 92 cazadores registrados en el Ministerio de Medio Ambiente con permiso para practicarla.Getty Images/iStockphoto

Esta cacería, de acuerdo con las resoluciones y con el proyecto de reglamento, sólo puede efectuarse con las especies señaladas los sábados, domingos y días feriados, en horario de 7:00 de la mañana a 6:00 de la tarde.

“Tienen 47 días al año para cazar estas cinco especies en los períodos autorizados por el Ministerio de Medio Ambiente. Deben tener conocimientos de veda, de conservación de especies”.

Añade que el reglamento busca regular la cacería porque esta se hace todos los días “y sin reglamento es peor la cosa, porque no podrías ni sancionar”.

“Debemos contar con una regulación porque la cacería existe y va a seguir existiendo la controle o no el Ministerio. Lo que andamos buscando es la manera de restringir las áreas donde está autorizado cazar para que no se nos mezclen mansos con cimarrones”.

Esto se consigue con el establecimiento de polígonos (sitios definidos donde se puede cazar) que les permita a las autoridades ambientales monitorear a los cazadores.

“Todo el que esté fuera de esos polígonos está ilegal doblemente: uno porque quizá no tiene la licencia y dos porque está fuera de un área de cacería autorizada, dondequiera que esté”.

El reglamento contemplará la creación de estos polígonos tomando en cuenta las áreas importantes para la conservación de las aves (IBAS) y las áreas protegidas.

La cacería de control

Cuando las especes alteran la dinámica económica y la conectividad relacionada con la biodiversidad es necesario tomar en cuenta la cacería de control de especies.

Los controles se hacen con acompañamiento del Ministerio, asegura Nelson García Marcano.

Situaciones especiales se han presentado con los gatos y ratas en la isla Alto Velo, los perros en las zonas de anidamiento del diablotín, los conejos en Valle Nuevo, las ratas en Cayos Siete Hermanos y con el madam sagá y los patos en los arrozales.

García recuerda que en la época de Trujillo se importaron algunas especies que hoy son un problema, como los conejos en Valle Nuevo y los mapaches en la isla Catalina.

“Los perros y gatos están todavía ahí (en el reglamento) porque salían en todas las resoluciones anteriores. Estas resoluciones se publicaban en la prensa, junto con el listado de las especies sujetas a control, control que siempre se hace con una autorización del Ministerio. Inclusive nosotros podemos autorizar el control de especies endémicas y nativas que estén causando problemas o impacto económico en un área”.

El principal objetivo del reglamento es regular la cacería deportiva, explica. “Lo que queremos es precisamente ir controlando la cacería ilegal, buscar un mecanismo, un instrumento, que nos permita ir cerrando el círculo. Con los polígonos, los sitios definidos donde puedes cazar, vas cerrando el círculo”.

Agrega que gracias a las vistas públicas del reglamento se han dado cuenta que hay muchas asociaciones de cazadores organizadas (incluso con registro RCN o incorporadas como asociaciones sin fines de lucro), que no están reguladas por el Ministerio.

“Este es un mecanismo para que esa gente se registre y cumpla con la ley porque si no están reconocidas por el Ministerio están haciendo cacería ilegal. Estamos recibiendo solicitudes para registro de los que quieren carnetizarse”. 

Sobre el control de especies exóticas e invasoras, García señala que se ha avanzado en la detección y que se están implementado buenos programas de control.

El biólogo admite que el tema del reglamento abre una brecha para que la población comience a interesarse por temas ambientales a los que antes no prestaba atención, como es el caso de la cacería.