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Resoluciones de viajes para 2024

Cronista de viajes comparte sus propósitos para hacer de cada excursión una experiencia memorable no solo para el turista, sino también para el destino.

Una forma de mostrar respeto a los residentes de cada destino es aprender y seguir las costumbres locales.

Una forma de mostrar respeto a los residentes de cada destino es aprender y seguir las costumbres locales.Getty Images/iStockphoto

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Georgina CruzEspecial para Listín Diario
​Florida

Al concluir un año y comenzar otro siempre me gusta reflexionar sobre mis viajes ya disfrutados y planear los futuros. Esta vez, también pensé que para darle la bienvenida al año nuevo sería bueno planear haciendo resoluciones para que nuestros viajes en 2024 sean agradables y memorables no solamente para nosotros (siempre viajo con mi esposo Humberto), sino que también sean buenos para los sitios que visitamos.

Por lo tanto, hice varias resoluciones comenzando con unirme al famoso dicho de un viajero anónimo popularizado por el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos en la década de 1950: “Toma solamente fotos y deja solamente huellas”. Este consejo es sumamente importante tenerlo en mente cuando viajamos. Por ejemplo, a veces un viajero decide llevarse un caracol, un poco de arena de bonito color, o una linda piedra como recuerdo de su visita a una playa y de primera intención no parecería muy perjudicial, pero si todo el mundo que va hace lo mismo, disminuye el atractivo de la playa que se queda sin caracoles o arena y puede perjudicar la ecología del sitio.

Esto cobra aún más importancia si visitamos parques nacionales y regiones cuya ecología tiende a ser más frágil y su flora y fauna necesitan protección especial. Ejemplos de estas regiones incluyen las Islas Galápagos de Ecuador, donde cruceros como los de Lindblad Expeditions y Silversea y guardaparques en las islas nos pidieron que no tocáramos ni nos acercáramos mucho a tortugas gigantes y otros animales; y Alaska y la Antártida –en esta última en nuestro crucero nos pedían que conserváramos agua (de duchas e inodoros) para no tener que descargar tanta agua sucia en esas latitudes–.

Si queremos llevarnos algo más que fotos en estos y otros viajes, ¿por qué no comprar un suvenir de arte o artesanía creado por la gente local? Esto siempre resulta ser un lindo recuerdo de nuestra aventura en algún sitio exótico. Y al hacer mis compras no voy a regatear con el artesano o artista, sino pagarle el precio que se ha indicado, pues estoy consciente de que él o ella tiene que ganarse la vida y probablemente tiene familia que dependen de sus ganancias.

Otras resoluciones que he hecho para 2024 incluyen no dejar para mañana un viaje que puedo hacer hoy –he aprendido esa lección al ver lo que ha pasado en Islandia, por ejemplo, dónde el peligro de erupciones volcánicas ha cerrado la Laguna Azul, una de sus atracciones principales–. También quiero hacer un viaje con algún rasgo altruista como en cruceros que hemos realizado en el pasado con Holland America donde se ofrecen excursiones en que parte del dinero recaudado va a beneficiar a escuelas, orfanatos, y otras instituciones locales. Esa línea de cruceros ofrece este tipo de excursiones –yo he tomado una en Australia a un centro que protege a koalas que beneficiaba al centro y otra en Indonesia que beneficiaba una escuela de las islas.

También quiero en mis viajes mostrar respeto al destino, vistiendo ropa apropiada que me cubre desde los hombros hasta las rodillas y siguiendo las costumbres de cada lugar tanto en ropa como en comportamiento al visitar iglesias, templos y mezquitas. Y si voy a disfrutar de una playa y también el centro de su ciudad cercana, limitaré el traje de baño al tiempo que estoy en la playa, y me vestiré a tono como la gente local cuando voy a explorar la ciudad.

Otra forma de mostrar respeto a los residentes de cada destino es aprendiendo y siguiendo las costumbres locales. Por ejemplo, apuntar con el dedo índice se considera rudo en Indonesia y Malasia y si hay que apuntar a algo, usar el dedo pulgar es menos ofensivo. En partes de África apuntar con los dedos se reserva solamente a objetos, no personas. En Japón, hacer ruidos de sorber al comer fideos se considera que indica que uno está disfrutando de la comida. En India, Sri Lanka y partes de África utilizar la mano izquierda para comer, saludar u otras actividades es rudo pues en esos lugares se usa esa mano para higiene cuando se va al baño, por lo tanto la mano izquierda se considera sucia. Leer un libro o guía sobre nuestro destino antes de un viaje es importante para empaparnos de las tradiciones y costumbres locales e ir preparados para así no ofender a las personas con quienes tenemos contacto durante el viaje.

Otro ejemplo de respetar las costumbres locales es de interés para viajeros a Francia. Cuando una persona va a entablar una conversación con otra en ese país, es costumbre comenzar dicho diálogo con la frase “Bon jour, madame” (buen día, señora; “monsieur” se dice si se está entablando una conversación con un caballero). Así que si el visitante quiere hacerle una pregunta a un francés o francesa, no es buena idea comenzar con “¿Dónde está el baño?” o alguna otra pregunta, sino saludar primero con un “bon jour”. Yo cada vez que lo hago, siempre noto que la persona siempre está dispuesta, a veces hasta con una sonrisa, a escucharme y ayudarme. Ser cortés en la manera de saludar, hablar y comportarse con otras personas, tanto en Francia, como en cualquier otro país, siempre es deseable y provoca buenas bienvenidas.

Y esto último también ilustra otra manera de mostrar respeto a la gente del destino: aprendiendo el idioma local, aunque sea algunas frases útiles solamente. Eso muestra la buena actitud y que nosotros no esperamos que todo el mundo hable nuestro idioma y que estamos dispuestos a hacer un esfuerzo en comunicarnos en el idioma del lugar que visitamos.

En el caso de Francia y el francés, además de “bon jour”, “merci” (gracias) “s’il vous plait” (por favor), “bon soir” (buenas noches) y así sucesivamente, es aconsejable aprender aunque sea un poco del idioma, pues esto no solo muestra respeto a la gente local, sino que es una forma práctica de poder comunicarnos más, informarnos más, y comprender mejor la cultura y las tradiciones del destino.

Esas son mis resoluciones para 2024: ser cortés con todas las personas con quienes me topo, respetuosa con la gente y la ecología del destino, y conocedora de tradiciones, costumbres y aunque sea frases útiles del idioma de mis destinos.

Yo sé que no todo el mundo hace lo mismo, y que, sin dudas, me toparé con algunas personas que son poco corteses y quizás hasta rudas, pero voy a seguir la sugerencia de Gandhi que una vez dijo: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”.

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