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De paseo por el Caribe: cultura y relajación

En estos tiempos de tanto estrés diario nuestros cuerpos y mentes nos piden a gritos relajarnos, y el Caribe es una zona que tiene “de todo un poco”.

El barco Crystal Serenity en St. Lucia.Fuente externa

Georgina CruzEspecial para Listín Diario
Florida

El mar Caribe siempre ha inspirado a escritores y poetas. El escritor y novelista Premio Nobel colombiano Gabriel García Marquez una vez observó que “la realidad caribeña se asemeja a la imaginación más salvaje”. Y el novelista norteamericano James Michener llamó al Caribe “una de las aguas más atractivas del mundo, una gema entre los océanos, definido por las islas que forman una cadena de bellas joyas al norte y al este”. Para mí el Caribe es todo eso y disfrutarlo en un crucero es ideal.

Si tuviera que definir la experiencia de un crucero por el Caribe en pocas palabras tendría que decir que es “un paseo relajante y variado”. Esa es una de las razones por las cuales travesías por el Caribe son tan populares: en estos tiempos de tanto estrés diario nuestros cuerpos y mentes nos piden a gritos relajarnos, y el Caribe es un punto del planeta que tiene “de todo un poco”, desde playas que se incluyen en listas de las mejores del mundo hasta tesoros en experiencias culturales variadas.

Este otoño mi esposo Humberto y yo seleccionamos una travesía de 11 noches por el Caribe a bordo del Crystal Serenity de la línea Crystal zarpando de Miami (antes de embarcar tuvimos oportunidad de pasar un día disfrutando de Miami Beach y de South Beach con sus joyas arquitectónicas del estilo Art Deco). Y el itinerario de este barco sosegado y relajante con cupo para solamente 740 pasajeros nos gustaba, pues tenía paradas en islas con herencias de culturas francesas, británicas y holandesas.

En este viaje queríamos disfrutar de ese “de todo un poco” del Caribe tanto en bellezas naturales como en experiencias culturales. Naturalmente, en Tórtola, la escala en las Islas Vírgenes británicas, Los Baños (The Baths) con sus grutas y formaciones rocosas en Virgen Gorda nos llamaba. Ya habíamos visitado esta espectacular playa con anterioridad, pero no importa cuántas veces uno haya ido, simplemente hay que volver, pues su belleza es, como el canto de las sirenas de la mitología, irresistible.

En Nassau, Bahamas, además de disfrutar de las playas de Paradise Island, nadie se va sin hacer compras de recuerdos en el Mercado de Paja (Straw Market) en Bay Street, a unos pasos del Puerto de Cruceros, donde artesanos locales venden lindas muñecas y una inmensa variedad de artículos de paja incluyendo jabas y zapatillas.

Entre las experiencias culturales del viaje ofrecidas convenientemente como excursiones opcionales por el crucero o arregladas fácilmente independientemente, había una en Marigot, la capital de St. Martin, la parte francesa en la isla de “doble personalidad”, francesa/holandesa, St. Martin/St. Maarten. En St. Martin ese producto tan francés, el perfume, se puede disfrutar con una experiencia interesante y sumamente fragante, creando un propio perfume original. La excursión lleva a la perfumería Tijon Perfumery en el pueblo de Grand Case. Esta perfumería es un laboratorio de fragancias francesas-caribeñas donde los visitantes tienen oportunidad de seleccionar algunos de una variedad de más de 300 aceites para crear un perfume original a su gusto. Uno de los aceites disponibles es el de jazmín, que me encanta, pues es una flor que siempre me recuerda al jardín de las casas de mis abuelos en Cuba y de mis padres en Miami. Se puede mezclar el aceite de jazmín y otros aceites de fragancia delicada, y cuando está terminada la experiencia lo embotellan en un lindo envase y dan un certificado. Después de esta excursión, quedaba tiempo para hacer compras en un mercado de artesanía y probar especialidades de la cocina francesa-caribeña en Marigot, particularmente los dulces incluyendo el éclair de chocolate de Chef Fernand en La French Bakery. Y se puede optar por ir de compras en la parte holandesa de St. Maarten, incluyendo bella porcelana Delft y lindos zuecos pintados a mano.

En el Puerto de Castries, St. Lucia, se ofrecía la opción de tomar una excursión al Colectivo de Apicultura Iyanola, cerca del Puerto de Castries. Dedicado a apoyar a los apicultores del país y del Caribe, el Colectivo trata de promover la ecología, conservación de bosques y la expansión de la industria de la apicultura. En el Colectivo dan una charla sobre las abejas y su historia en St. Lucia y desde un salón de observación se puede ver a un apicultor, con uniforme de protección interactuando con las abejas en la colmena. La experiencia ofrece oportunidad de probar la miel elaborada de las flores blancas del manglar negro, hacer una vela gratis de cera de abeja para llevar a casa, y comprar una botella de miel. Esta excursión, es importante aclarar, no es para todo el mundo, ya que hay riesgos al estar cerca de una colmena activa, incluyendo tener una reacción fuerte si una abeja pica a un participante. Entre las recomendaciones para los participantes están que usen ropa que les cubra el cuerpo y zapatos cerrados (no se permiten shorts, flip-flops o sandalias) y no ponerse perfume o lociones con fragancia para la excursión. También hay que firmar un papel de exención de responsabilidad para el Colectivo.

En Barbados, isla de herencia británica, una de las excursiones culturales ofrece la oportunidad de disfrutar de un té en la elegante mansión Sunbury Plantation House que data del siglo XVII y hoy es un museo lleno de mobiliario y antigüedades de la era incluyendo una mesa de comedor que tiene más de 200 años, e históricos carruajes. Además del té se puede también disfrutar de un almuerzo y ponche de ron local.

Puerto en St. Martin.Fuente externa

Abordo del barco Crystal Serenity, la comida también proveía sabores culturales, incluyendo platillos caribeños –los menús de algunos restaurantes del barco reflejan sabores regionales de la parte del mundo donde se navega– como arroz con frijoles negros en el restaurante Tastes Kitchen & Bar que sirve tapas de diversas partes del mundo. En el restaurante alternativo Umi Uma del célebre Chef Nobu Matsuhisa, disfrutamos de exquisitos sabores de Japón y Perú y en el restaurante alternativo Osteria d’Ovidio, probamos especialidades italianas incluyendo deliciosa sopa minestrone, espaguetis, carnes, langosta y mariscos.

Después de cada puerto al regresar al Crystal Serenity teníamos la preciosa piscina “Seahorse” (caballito de mar) del barco y sus dos Jacuzzis –toda esta área preciosa y con abundancia de cómodas camas de piscina para pasar unas horas deliciosas–. También íbamos al gimnasio con lo último en equipo, y al Aurora Spa para magníficos ratos de relajación en 12 salones donde se ofrecen una variedad de masajes, tratamientos faciales, manicuras y otros servicios.

Nos refrescamos después de explorar los puertos con ricos helados tipo gelatos italianos con sabores tradicionales como fresa, chocolate y vainilla y otros sabores deliciosos menos conocidos como “rum brittle” (ron y un dulce elaborado con nueces y azúcar) servidos en el restaurante Scoops junto a la piscina. También nos encantaron los tés musicales vespertinos del barco en el bello salón Palm Court, con vistas panorámicas del mar y los puertos.

Al regreso a Miami al concluir el crucero, desembarcamos descansados y estimulados mentalmente tras nuestros días en el relajante y variado Caribe con sus bellos panoramas naturales y experiencias culturales.

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