Santo domingo este
La capilla donde se fundó la Ciudad Colonial
Aquí estuvo la ermita levantada en 1498 y destruida por el ciclón en 1502.
Sobre un acantilado en la ribera oriental del río Ozama resalta un pequeño monumento blanco: la capilla de la Virgen del Rosario.
Nos hace recordar que en la parte este del río se fundó la ciudad colonial de Santo Domingo.
Aunque sobre el día y el año de su fundación difieren los historiadores, hoy día se celebra oficialmente el 5 de agosto de 1498.
La capilla, que data de la primera mitad del siglo XVI, se levanta sobre el terreno donde en 1498 se construyó la primera ermita. Al ser ésta de madera, fue destruida por el ciclón que en 1502 obligó a trasladar la ciudad a la parte occidental. Desde la Ciudad Colonial puede verse desde ciertos puntos, entre estos la Avenida del Puerto. Al levantar la mirada, atrapa esa imagen diminuta color blanco detrás de la cual se elevan gigantescas instalaciones empresariales.
Para quien va por vez primera llegar hasta ella se hace un tanto complicado, pero el conductor pone el GPS. Es que está en una calle que termina en el borde hacia el río y separa edificios empresariales, que han colocado varios conos en la intersección de la calzada.
Al acercarse el guardián y enterarse de mi interés en la ermita, los quita de en medio. Camino hasta el final y miro hacia abajo, hacia el río Ozama con sus oscuras y sucias aguas en parte cubiertas de algas.
Al otro lado, distingo hacia la derecha, el Alcázar y, hacia la izquierda, la Fortaleza. Pero… ¿dónde está la capilla?
Alguien señala una puertecita abierta en un muro que parece recién pintado. Entro al solar. Bajo un sol que cae a plomo, observo anonadada cómo la humedad está deteriorando sus paredes.
En el entorno: un zafacón bajo el arco del pórtico, mientras tirado sobre la hierba hay un cartel que promociona su remozamiento. ¿Están por repararla o detuvieron el trabajo?
En esta capilla, varias veces restaurada, que llegó a quedarse sin techo, en 1544 fray Bartolomé de las Casas señaló en una crónica haber orado en ella ‘ante una imagen de Nuestra Señora del Rosario pintada sobre una pared en su interior’ (‘Un pueblo unido por la Fe’, por Virginia Flores Sasso y Esteban Prieto Vicioso).
Desaparecido
En los tiempos de la colonia, la pared del fondo fue un mural con la imagen pintada de Nuestra Señora del Rosario. Según el historiador Emilio Rodríguez Demorizi, citado por María Ugarte en ‘Iglesias, Capillas y Ermitas Coloniales’, este mural era el primer mural de arte hispánico de que se tiene noticia en el continente americano. Lamentablemente, de él no queda rastro alguno.