Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

ciudad colonial

En busca de relatos históricos por el Parque Colón

Curiosidad. Hacer turismo interno es asimismo hurgar en el pasado anecdótico.

Casa con pasado anecdótico.

Casa con pasado anecdótico.Carmenchu Brusíloff

Desde La Esperilla hasta el Parque Colón, el GPS indica tomar el Expreso 27 de febrero y pasar por Villa Francisca, frente a cuyo parque hay un mural que parece recién pintado. Otros, deteriorados.

En la Ciudad Colonial, más ahora con calles en reparación, faltan parqueos. Al llegar frente a la callecita Pellerano Alfau, que une Isabel la Católica con Las Damas, digo al taxista que estacione en ella. Tiene a cada extremo rejas, pero hay una abierta y no dice Prohibido Estacionar, ni Estacionamiento Privado. Es utilizado por oficinas del Episcopado.

Quizás por ser sábado de mañana hay espacio hasta con sombra. Ahí se detiene. Me apeo con un bastón en la mano derecha y, colgando de mi cangurera, un abaniquito de pilas por si necesito hacerle frente al calor.

Mi destino es el Parque Colón frente al cual, en tiempos del dictador Ulises Heureaux, desde un balcón y disparando hacia el parque, un general mató a un poeta.

De este relato, que es histórico, me enteré por Kin Sánchez Fernández en su ‘Guía de anécdotas, cuentos, crónicas y leyendas de la Ciudad Colonial de Santo Domingo’.

Detalles curiosos

Camino por el parque hasta verme frente a la casa del hecho: la 107, construida en 1920. Para los autores de ‘Santo Domingo, Guía de Arquitectura’, provoca curiosidad ‘el barroquismo de su fachada en un entorno de líneas tradicionales y conservadoras ‘. En la década de 1950 en ella funcionaba la Farmacia Central, cuyos propietarios eran los padres de un buen amigo: Papito Marrero. Tiene dos balcones.

Abaniquito de pilas

Abaniquito de pilasCarmenchu Brusiloff

Me pregunto desde cuál habrá disparado el general del Ejército Santiago Pérez quien, por celos mató al poeta venezolano Eduardo Scanlan, que ‘galanteaba a su esposa cada vez que salía al balcón’. Por el hecho, el Poder Judicial lo condenó al fusilamiento.

Hasta la iglesia le pidió al dictador clemencia para el militar, pero como este era muy popular, Heureaux lo veía como un rival y no hizo caso de dichos pedidos. Así Lilís, sin responsabilidad alguna de su muerte, eliminaba un rival potencial como jefe de gobierno. (En esta casa funciona al presente un restaurante: Bambino’s Grill).

Tags relacionados