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Blanqueamiento dental, un tratamiento en auge

Dientes blancos y en armonía con el rostro hacen de esta técnica una de las más demandadas por delante de las carillas y otros procedimientos.


Existen diferentes tipos de blanco al que llegar dependiendo de cada paciente. Foto cedida por Shiny DiamondEFE

"Está habiendo un auge en los tratamientos estéticos dentales en general”, explica a EFE la doctora Ane Rada de Luis, desde la Clínica Dental Eugenia de Montijo, un punto de peregrinaje para el blanqueamiento dental adaptado a cada cliente según sus necesidades.

Para Rada, este auge por el blanqueamiento se debe “a que cada vez más gente es consciente de la importancia de la salud oral, buscando cuidarla con resultados que sean estéticos”, apunta la doctora, que incide en que “una vez que los pacientes terminan tratamientos en la cavidad oral quieren verla lo más bonita posible”.

La naturalidad es tendencia.

Si hace años las sonrisas realizadas con carillas buscaban la perfección en piezas dentales simétricas y en blancos relucientes, las tendencias de la actualidad apuntan hacia una belleza de aspecto natural y armonioso con cada paciente, sin llamar la atención en exceso o generar un aspecto exagerado.

“Las sonrisas extremadamente blancas echan para atrás; los pacientes piden algo más blanco pero que sea natural, y es un cambio significativo porque durante un tiempo se buscaban sonrisas de Hollywood. Ha habido un cambio hacia cosas naturales y que no se noten mucho”, desgrana la doctora.

Aunque cada vez más gente se somete a este procedimiento, apunta que la franja comprendida “entre 30 y 40 años es la que más tiende a hacerse blanqueamientos, con una tendencia levemente mayor de mujeres que hombres”, señala sobre el perfil de la mayoría del público que más demanda este tratamiento.

El blanqueamiento dental se convierte en un tratamiento estético que busca blancos naturales. Foto cedida por shiny-diamondEFE

En clínica dental o en casa.

“Un blanqueamiento dental consiste en aplicar un gel blanqueante que penetra dentro del diente y rompe las moléculas causantes de manchas y color amarillento, creando ese efecto de diente más claro”, explica Rada sobre el procedimiento mediante el cual la dentadura, dependiendo del paciente, consigue verse varios tonos más blanca.

También explica que existen diferentes formas de realizarlos. “En tratamiento o clínica dental son más agresivos, porque tienen porcentajes más altos del componente blanqueante, por eso deben ser realizados por un profesional y con protector para encías”, explica la doctora, que recomienda este tratamiento profesional.

Además existe la alternativa de los blanqueamientos desde el hogar, “menos potentes por la menor cantidad de peróxido que incluyen y que tienen distintos formatos, como gel o tiras”, desgrana la doctora sobre tratamientos, solo aptos “para personas sin carillas ni coronas o empastes visibles en la cara vestibular del diente”.

Cuándo realizarse un blanqueamiento dental.

Según detalle, no existe un paciente indicado para el tratamiento, simplemente “cualquier persona con coloración algo amarilla o que no tenga un color muy blanco de base”, aunque sí que existen franjas de edad más indicadas para someterse al blanqueamiento dental.

“Cuanto más mayor es una persona, más se oscurece el diente y más complicado es obtener buenos resultados”, por lo que recomienda, someterse a esta práctica antes de los 45 años, ya que los resultados son “más eficaces”.

Además de poder realizarse únicamente sobre dientes naturales, desaconseja la praxis para fumadores. “No está indicado puesto que el colorante del tabaco hace que los dientes se vuelvan amarillos. Al hacer el blanqueamiento se abre el poro del diente y esos poros no se cierran al instante”, desgrana.

Este motivo es el que hace que cualquier paciente que se exponga a intervención tenga que cuidar los hábitos los diez días posteriores, suspendiendo la ingesta del algunos alimentos que pueden interferir en los resultados por su alta pigmentación, como el café o el vino tinto.

Los resultados suelen durar “un año aproximadamente, con una pérdida de forma progresiva”, aunque resalta que “depende muchísimo del diente de cada paciente y también de sus hábitos”, tanto a la hora de ingerir alimentos que amarillean el diente, como de consumir tabaco.

María Muñoz Rivera.

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