¿Quién educa al pueblo?
“El Evangelio de los talentos”
Este Evangelio siempre me ha gustado mucho porque en realidad podemos ver la calidad de los empleados en relación a los bienes que reciben. Muchas veces recibimos dones del Señor y no somos capaces de multiplicarlos. Somos vagos, a veces hasta haraganes en lograr la efectividad del trabajo que nos han entregado.
A veces nos sentimos con pereza, enemigo número uno para el que quiere progresar en el camino de la fe. A veces nos desanimamos y se reduce el deseo de continuar en la lucha diaria por ser mejores, por mantener el paso decidido y ser constante en eso de ser cristianos en serio.
Nos cansamos, claro que sí. Fallamos y cometemos errores, por supuesto. Lo que nunca debemos hacer es abandonar y tirar la toalla. Recordar que si hoy no podemos hacerlo, mañana será otro día y nos dan la oportunidad de volver a intentarlo. Lo que importa es trabajar y mantener el ritmo. No podemos abandonar y enterrar las cualidades que tenemos que Dios nos ha regalado. El que te hizo, espera mucho de ti, no lo defraudes.
“Cada día tiene bastante con sus propios afanes”, nos dice Jesús. Debemos cumplir Su voluntad. En un instante puede ser más de lo que hayan conseguido alguno de los grandes Santos”. (Tomado en parte de Rayo de Luz)
“Si has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor”. El Señor nos ha dado una tarea a cada uno de nosotros, entonces debemos ser coherentes con lo que el Señor espera de mí, hoy, ahora y siempre. Amén.