¿quién educa al pueblo?
‘Ay de los pastores que dejan perecer a su rebaño’
El profeta Jeremías es un gran profeta del Antiguo Testamento. Sus profecías siempre se han cumplido, y habla en la Primera Lectura sobre los pastores que no cuidan el rebaño.
Por eso, es Jesús el Buen Pastor, porque nunca nada me falta. Él nos reúne a su alrededor para mantenernos siempre bajo su sagrada protección.
También nosotros somos pastores y tenemos un rebaño que debemos cuidar.
Nuestro rebaño son nuestros deseos, nuestros sentimientos y nuestras emociones. Debemos vigilar nuestro rebaño espiritual, aprendiendo de Jesús como autogobernarnos.
Debido a que algunas veces perdemos fácilmente el dominio sobre nuestro ser, nuestro Buen Pastor quiere que dejemos de tratar de autocontrolarnos, excepto para aceptar y cumplir con su voluntad.
Él desea que logremos alcanzar la plenitud.
Siguiendo los pasos del Buen Pastor, aprendiendo cómo diriges, controlas y ordenas nuestros deseos, sentimientos y emociones de modo que se conforman a la bondad de Dios.
El amor sagrado es nuestro primer deseo. Él murió en el amor y por el amor. Para darnos la vida, Él padeció la muerte. ¿Qué nos queda?
Debemos hacer realidad todas nuestras obras, todas nuestras acciones y todos nuestros pensamientos de modo que la Gloria de Dios pueda brillar a través de ellos.
¡Qué felices seremos si permanecemos en la presencia del Buen Pastor, ayudándole con nuestra fe a que su Reino se haga realidad en nosotros! Amén.