¿QUIÉN EDUCA AL PUEBLO?
“¿A quién mandaré?”
Estas palabras que recibe el profeta Isaías siempre resuenan en mis oídos.
Pienso que el Señor me lo está diciendo a mí también.
Las lecturas de este fin de semana tienen que ver mucho con el envío, y con la misión del Profeta y la repetición de la frase “No tengan miedo”. Yo les pondré mis palabras en tu boca.
Y qué decir del Evangelio del domingo donde El Señor dice a Amós: "Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá y a pesar de negarse a hacerlo, El Señor le dijo: Ve y profetiza a mi pueblo de Israel".
Y qué decir de la carta de San Pablo a los Efesios, donde el mismo Jesús nos bendice con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos ha elegido en la persona de Cristo, antes de crear al mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante Él, por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, por la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redundo en alabanza suya. Por ese Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención y el perdón de los pecados. Y también nosotros que hemos escuchado la Palabra de verdad, el Evangelio de su salvación en el que hemos creído y hemos sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual es prenda de nuestra herencia, para liberación de su propiedad, para Alabanza de su gloria.
Debemos recordar que Dios me ha llamado y cuenta conmigo para su obra de salvación y encomendar mis esfuerzos al Espíritu Santo para que me guíe y fortalezca en este camino. Amén.