¿Quién educa al pueblo?
“Reciban el Espíritu Santo”
La resurrección del Señor es lo más importante para nuestra fe, pues, como decía San Pablo: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana hubiera sido nuestra fe”.
El Señor se les apareció a sus discípulos continuamente, dando testimonio de su resurrección. Pienso que si nosotros no creemos en ello, no debemos decir que somos cristianos. Seríamos como los fariseos que conocían las Escrituras y aún así prefirieron no creer en Él, el Mesías, el Señor que venía a salvarlos perdonándoles los pecados.
Me llaman mucho la atención las palabras de Jesús al aparecerse en la casa a pesar de estar las puertas cerradas por miedo a los judíos y les dijo: “¡Paz a ustedes!, enseñándoles las manos y el costado, y soplando sobre ellos exhaló su aliento y les dijo: ¡Reciban el Espíritu Santo! A quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos”.
Siempre me ha llamado la atención la falta de fe y confianza en sus hermanos de Tomás, el mellizo, que no se encontraba con ellos y no creyó en lo que decían sus hermanos de que Jesús se les había aparecido, a pesar de las puertas cerradas. Jesús se les apareció de nuevo a los ocho días de eso, y le dijo a Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos, trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente”. Tomás solo se atrevió a decir: “¡Señor mío y Dios mío!”. Y Jesús le contestó: “¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto”.
Y yo me encuentro entre estos que, a pesar de no haber estado allí, creo que Jesús es el Mesías, el que tenía que venir al mundo para darme la vida eterna.
Gracias, Señor, por la fe que tengo y te pido que cada día persevere en ella hasta que vaya a tu encuentro. ¡Amén!