Senderos
Propósitos para trascender lo humano
Cuando detenidamente observamos el quehacer diario donde nos desenvolvemos como vida, cabe preguntarse: ¿cuál fue el verdadero propósito de venir a la vida? Si en ella somos acuciados por la presión de las dualidades con subidas y caídas, donde somos provocados y tentados por la naturaleza del mundo, perecemos por causa del error y nos acomete el dolor. Después de padecer los avatares, hemos de dejar atrás todo cuando enfrentamos el cambio de estado de la vida llamado muerte y atravesar el umbral hacia lo desconocido.
¿Cuál entonces es el verdadero propósito de existir? El propósito es desarrollar el amor que nos integra y que está latente en cada corazón. El propósito real es conquistar la felicidad y la paz que llevamos dentro, y confraternizar con el resto del mundo y la sociedad. Hacer de nuestra estancia un estado real de armonía en cooperación con todos los productos de la vida, y dar impulso al desarrollo colectivo con el máximo respeto, tolerancia y aceptación. El propósito es descubrir y aceptar que somos divinos. No somos un cuerpo, no somos la mente; somos espíritus que perdurarán más allá del tiempo relativo y volverán con el conocimiento adquirido en la conciencia para lograr la Unicidad, reintegrándose a Aquello Ignoto, su verdadero Origen Divino.
“Sé perfecto, como lo es el Padre Madre” es la asignatura a conquistar, trascendiendo lo humano y perecedero con el conocimiento, y lograrlo en este tránsito por los mundos objetivos.