SENDEROS
¡El Cristo de la libertad!
La medida de los brazos abiertos en cruz es el perfecto número del hombre realizado, y con ello abarca la infinitud del Espíritu como hombre libre. Ha de entenderse que los Grandes Misterios ocultos del Espíritu se desenvuelven propiamente para el conocimiento del hombre con manifestaciones o eventos que dan su explicación de forma pedagógica a los mismos.
Esto se corrobora con el evento divinamente expuesto y graficado por el maestro Jesús, en su apoteósico mesianismo; el cual fue refrendado con dolor por su pasión y muerte en cruz.
Jesús por tanto enseña que el hombre aspirante del conocimiento y realización de Dios deberá transitar el camino del vía crucis.
Se caerá varias veces en el intento de ascender a manera de reivindicación por las faltas cometidas. Tan fuerte es el remordimiento posterior al inventario que se desfallece, debiendo acudir a un cirineo, y abrazará el Evangelio como un nuevo modelo, cabal y extenso de enseñanza moral, que reformarán las conductas humanas.
Finalmente, cuando se ha podido ascender sediento del amor de Dios en la Cruz, se cree abandonado por el Padre, y le pide ayuda con clamor: ¿Por qué me has abandonado? Sin embargo, Dios le recuerda: “Eres mi hijo y te amo, pero deberás escoger ahora con verdadero discernimiento entre los ladrones que te acompañan el bueno o el malo (las dualidades) todavía puedes hacer uso del libre albedrío”.
Esta es la última prueba para poder crucificar al viejo hombre y resucite la nueva criatura libre de las ataduras por el pecado.