SENDEROS
“El hábito no hace al monje”
Lucir bien y tener buena educación son dos aspectos fundamentales que pueden abrir muchas puertas. La imagen que proyectamos a los demás ejerce una gran influencia en nuestra autoconfianza y seguridad.
Cuando llegamos a lugares donde no nos conocen, nuestra imagen es la tarjeta de presentación, usualmente se nos trata dependiendo de la forma en que nos damos a conocer; esa primera impresión es esencial para lo que pueden ser las consecuencias de una posible entrevista de trabajo, una reunión con un cliente o una cita.
La imagen fundamental puede marcar la diferencia en la forma como somos tratados.
En días pasados se viralizó una foto de dos artistas famosos, uno al lado del otro, uno lucía impecable y de gusto exquisito, mientras el otro, quizás por cansancio, se veía desaliñado y destruido, no pude evitar recordar las palabras de mi padre cuando luchaba por modificar mi tendencia libre y rebelde de vestir en mis años mozos: “Mi hija, el hábito no hace al monje, pero lo distingue”.
Se sabe que no somos lo que tenemos, y es un error de muchos vivir de las apariencias y tener la cabeza vacía o con valores cuestionables, una imagen de abandono alejará la oportunidad de lo que puedes ser en realidad.