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¡El camino de hoy es la práctica del evangelio!

Llevar la Palabra de Dios fundamenta la paz real y duradera.

Llevar la Palabra de Dios fundamenta la paz real y duradera.Getty Images

“Id de dos en dos, y prediquen el Evangelio al mundo. Al entrar a una casa, saluden: ‘La paz sea con vosotros’. Si no los reciben, sacudan el polvo de sus sandalias, y llévense la paz”·

Pareciera inquietante y preocupante lo dicho: llévense la paz. Pero se asume que llevar la Palabra de Dios, ampliamente escrita en el evangelio de amor dado por el Maestro Jesús, fundamenta la paz, real y duradera.

La historia de la humanidad se divide en dos períodos: antes de Cristo y después de Cristo. Conocido es que antes de Cristo había una marcada descomposición moral en todos los estamentos de la sociedad, y la sensible pérdida de los valores en el hombre, y con el advenimiento de Jesús, con su pasión, entrega y muerte, hubo una liberación de todo aquello que daba sufrimiento. Jesús, con la impronta de su evangelio, dio el impulso crístico. Sembró la semilla del amor, y hoy es la cosecha de los frutos, en una práctica del mismo evangelio. Jesús sabía de antemano la carga moral y sacrificial que se le imponía al hombre con el decálogo de 10 mandamientos. Y en una síntesis, lo redujo a dos, amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí mismo. Sabía que esto compendiaba todo el amor, aplicado a Dios y al prójimo, que repercute en bienaventuranza al mismo ser.

Hoy, nos hemos apartado de todo lo pronunciado por Jesús al mundo y a sus discípulos. Hoy, de espalda a los postulados de amor y servicio, fraguamos el egoísmo, con rampante codicia, desnaturalizando el llamado de ámense como Yo los he amado. Hoy, Jesús nos recuerda que el trabajo y práctica es hoy, no es erudición, es práctica con amor en un verdadero servicio al más necesitado, y hambriento de participar de la Palabra de Dios, sencillamente expuesta en su evangelio. Nos recuerda que hemos de ser coherentes en lo que predicamos y observamos como conducta y actos. Hoy, necesita de los obreros de la luz que levantaron la mano en aceptación a corroborar en su obra de salvación y redención. Si estamos apuntados, vamos, es hora ya de predicar activamente, con una práctica fehaciente, el evangelio de amor.

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