senderos
Existir no es igual a vivir…
Se puede existir y no vivir, por estar pendientes a cosas irrelevantes, que anulan la facultad de vivir la verdadera experiencia y propósito de vivir con calidad y gratitud; conscientes de que la vida es un regalo. Por tanto, existir… es la propiedad de ser, y estar.
Vivir… es la acción que con poder, voluntad, movimiento y uso, se manifiesta como existencia. Para ilustrar como pedagogía, y acercarse a ello como analogía, se pudiera tomar como ejemplo a la electricidad.
Esta se estaciona en la usina -fábrica- de ahí que para su uso industrial, social estructural y doméstico, habrá que dosificar su potencialidad a través de conductores, transformadores, ductos para adecuarlo a las necesidades del uso, siendo las más simples, las bombillas y los electrodomésticos.
Así mismo somos. El poder dado como vida ha de dársele calidad en el uso diario y su manifestación. No por existir vivimos, se vive realmente cuando se da valor a la vida, fundamentado en el respeto a la propia vida, la vida del otro, u otros, consignado en ello todas las especies y géneros.
Teniendo respeto al derecho y sentir ajeno. Con esto se refrenda lo dicho: “vale la pena vivir, y vivir con entusiasmo, a sabiendas, que con nuestra luz interior (electricidad-Fohat) podemos alumbrar a otras almas sumidas en el obscurantismo de la ignorancia, alumbrar avenidas y ciudades, y por demás, intensificar nuestras auras con la luz del conocimiento de Dios, y el altruismo de las obras, cimentadas con el bien, por el bien mismo. Eso es vivir, dando calidad a la vida, “nuestra vida”.