RELATO

“Todavía no he superado el día que me desnudé en el centro comercial”

Lo devastó ser el hazmerreír de tanta gente que no se detuvo a pensar en que quien se había quitado su ropa delante de aquella multitud, estaba atravesando por un problema de salud mental. De eso va a ser 10 años en noviembre y “todavía me duele el alma”.

Rafael Padilla

Rafael PadillaRAÚL ASENCIO

“Marta, octubre es el Mes de la Salud Mental, me gustaría contarte mi historia de cómo he vivido con esta condición y cómo he podido ayudar a otros, motivándolos para que busquen ayuda profesional como yo lo he hecho”. De esta manera surge el relato de Rafael Padilla, el comunicador que se hizo viral en las redes sociales porque un ataque de pánico, lo traicionó. 

Fue en noviembre de 2014 cuando, participando en una transmisión desde un centro comercial de la capital, él comenzó a sofocarse, a sentir que le faltaba el aire, que se estaba asfixiando… “Yo no tenía conciencia de mí en ese momento, había mucha gente, me turbé, me dio ansiedad, sentía que me moría y que todo lo que llevaba encima me molestaba, y comencé a deshacerme de todo creyendo que eso me ayudaría a recobrar el aire”. Al verlo desnudo, todos se reían y atinaban a grabarlo, nadie se dignó a protegerlo de las garras del problema mental que lo exponía de esa manera.

Ver ahora a un Rafael tranquilo, dando charlas desde su experiencia para que quienes tengan la oportunidad de participar, sepan que sí es posible tener una mejor vida cuando, aunque se tengan problemas mentales, se busca la ayuda de un profesional del área. “Es bueno que se sepa que un psiquiatra no es un extraterrestre, un cuco… Es un aliado nuestro, es quien nos ayuda a vivir con esto, a controlar esas situaciones que no podemos controlar por sí solos”. Tiene sentido su consejo, más en estos momentos en los que cada día, más dominicanos atraviesan por este tipo de procesos.

A él le ha funcionado dejarse llevar por su médico. “Lo que me pasó en el centro comercial, tengo que decirlo, fue porque dejé de tomarme los medicamentos. Sucede que, antes de eso, en la emisora donde trabajaba para entonces, me había dado un ataque de pánico, una cosa fuerte, pero mis compañeros me ayudaron y me llevaron al médico. Era un psiquiatra lo que necesita y así lo hicieron. Me pusieron un buen tratamiento y me funcionó muy bien. Tomaba ocho pastillas diariamente”. Cuando lo dejó, por cuenta propia, volvió a experimentar los síntomas. Hoy, 10 años después, sólo toma una.

Desde la infancia

Sentado, con una paz que podía percibirse, Rafael, que en su visita a LISTÍN DIARIO vestía camisa negra y pantalón crema, se fue a su niñez. “Te puedo contar que mi depresión viene desde que yo era un niño. No te imaginas cuánto sufría callado, por el ‘bullying’ que me hacían en la escuela. Hasta los maestros se burlaban de mí. Era algo grande, y nunca recibí ayuda profesional para eso”. Fue creciendo con lágrimas reprimidas, con dolor, con todo tipo de sentimiento dañino de esos que afectan, no sólo el comportamiento, sino la salud mental

En aquellos tiempos no sentía ese sosiego que ahora exhibe. “Esa intranquilidad iba creciendo conmigo, pues mientras más grande yo era, más fuertes eran las burlas, las críticas y los insultos hasta de algunos maestros al punto de que estudiaba como un loco para pasar las materias porque por cualquier cosa, me la quemaban”. En este momento estuvo a punto de llorar, pero al parecer, la ayuda que ha buscado para “enfrentar al monstruo” de los problemas mentales, está surtiendo su efecto.

Nadie se imagina lo que yo he sufrido y he pasado en esta vida. Agradezco a mi madre que nunca me ha desamparado. Mi familia me ha apoyado, pero cuando era pequeño no sabían por lo que yo estaba pasando, me lo callaba y por eso crecí con esa depresión a cuestas. Sé que hay muchos niños a estas alturas, también pasando por esto”. Al decirlo despierta deseos de llorar porque no deja de tener razón sobre el daño que hace el ‘bullying’, sobre todo en la niñez.

Hoy Rafael siente que ha vencido muchas cosas, aunque admite que le falta todavía superar episodios de su vida que lo han marcado, no por lo hecho, sino por la actitud de la gente. “Por eso, Marta, es que me duele el alma”. ¿El alma duele?, ¿cómo es ese dolor? Se le preguntó. “Claro, es un dolor que te hinca, profundo, que se mete dentro de ti”. Lo dice porque todavía sufre la burla de la que fue víctima y, por las tantas personas que están pasando por esto y son tildadas de “locas”, cuando en realidad, están enfermas.  

“Es triste tener que enfrentar la condición de salud mental y la burla”

No tiene porqué manejar cifras del porcentaje de dominicanos que sufre alguna condición de salud mental. Eso sí, el conocimiento que tiene Rafael Padilla desde su experiencia y sus vivencias en medios de comunicación, lo llevan a estimar que, es alto el porcentaje de personas que trabaja en esta área que sufre algún tipo de males mentales.  

“No puedo decir es esta cantidad o aquella, pero sé que la misma exposición en las redes sociales, en los medios, y consecuentemente las criticas que se sufre por estar expuesto inciden en que mucha gente esté viviendo con depresión y todo tipo de problemas mentales”. Cuando toca este tema, no pierde la oportunidad de exhortarles a todas las personas que busquen ayuda, que es la mejor forma de salir de ese mundo oscuro en que te hunde las enfermedades mentales.

Hace falta una voluntad política para ayudar a buscar una solución efectiva a los males mentales.

Hace falta una voluntad política para ayudar a buscar una solución efectiva a los males mentales.

Su insistencia en que se busque ayuda psiquiátrica y psicológica, según el caso, es porque no quiere ver a nadie atravesando por lo que él pasó cuando su condición lo llevó a desnudarse en un centro comercial. “Recuerdo que a mí me esposaron, me amordazaron, y me llevaron al Hospital Psiquiátrico del kilómetro 28, ahí me atendieron, pero la forma en que me llevaron fue muy fuerte, me maltrataron mucho, Marta”. Al traer el tema a colación sus ojos brillaron anunciando que las lágrimas estaban por salir. No las dejó.

Al dueño de la historia de hoy le preocupa que en este país haya que enfrentar la condición de salud mental y la burla de la gente. “No sé que hace más daño. Es horrible que se rían de ti porque estás enfermo. Le resulta tan fácil decir: ‘ese está loco’, sin saber el infierno que se vive cuando tu mente no está bien”. Aunque no olvida el episodio, ya está fuerte emocionalmente y ahora quiere que otros lo estén.

“Me quisieron debilitar”

Siempre habrá personas que no permitirán que se superen las situaciones difíciles en la vida. Rafael no ha estado exento de esto. “Para que tengas una idea de cómo actuamos a veces con el prójimo, una vez participé en un concurso en el programa ‘Aquí se Habla Español’, ya prácticamente, yo era el ganador, pero hubo algunos de los concursantes que me sacaron a flote ese episodio de mi vida para debilitarme”. Hizo un breve silencio.

Al retomar el relato dice: “No niego que en su momento lo lograron, pero me fui donde mi médico, quien me dio las herramientas para enfrentar esos ataques. Las puse en práctica, admití que sí lo hice porque estaba enfermo, lloré, y finalmente terminé ganando el concurso”. La batalla la ganó enfrentando su situación y a la gente.

Lo que hace falta

En República Dominicana no se le da la importancia que hay que darle a la salud mental. “Las autoridades no se están dando cuenta de cada día es más alta la incidencia de dominicanos con problemas de salud mental y la mayoría no tiene para pagar esos servicios y mucho menos, un internamiento. Hace falta que se construyan hospitales especiales para este tema, que se prepare bien al personal para que sepa lidiar con estos pacientes, y lo más importante, que se le dé seguimiento a este tipo de servicios porque cuando no hay salud mental estable, no hay nada”. Habla la voz de la experiencia.

Gracias a que conoce a muchas personas que sí le han mostrado cariño y le han apoyo, Rafael ha gastado menos dinero en su tratamiento, pero está claro en que no todo el mundo puede hacerle frente a una enfermedad de esta índole si no dispone de muchos recursos. Las atenciones son costosas y los medicamentos, ni hablar. Por eso urge una voluntad por parte de las autoridades, que contribuya a “sanar la población por dentro, no vale de nada estar bien físicamente, si tu cabeza no lo está”. Lo afirma dejando claro que está optimista de que pronto ha de buscarse una solución a un mal que ataca sin piedad a la población.

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