senderos
Creatividad e inclusión en las escuelas

La satisfacción crece porque los estudiantes como Daniel descubren una vocación ignorada.
La maestra me advirtió que Daniel estaría distraído, que en ocasiones daría pequeños paseos en el aula, o que estaría recostado sobre su butaca en actitud de dormir, que su aparente desinterés no me afectara porque era autista.
Exactamente así fue, pero cuando sus compañeros comenzaron a leer sus divertidos relatos, producidos en el taller, el chico se colocó en primera fila y rio tanto o más que ellos.
Para mi sorpresa, se apartó a un rincón a escribir su propio cuento que leyó de pie y delante de todos. Un maravilloso texto, fluido y coherente; la docente, luego, me comentó que nunca lo había visto reír tanto.
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