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La Vida

Fábulas en alta voz

El temible noviembre

‘Noviembre sin ti es sentir que la lluvia, me dice llorando que todo acabó…’, esta última frase de la canción de Reik, perfectamente retrata lo que pasa en República Dominicana en este mes (todo acabó). Desde hace algunos años vienen ocurriendo inundaciones que han acabado con vidas humanas, de animales, con cultivos, vehículos, viviendas y otras infraestructuras que llevan luto a varias familias y retrasan el desarrollo del país. Tanto daño han hecho las lluvias, sobre todo, en los últimos dos años que, una gran mayoría de los dominicanos le teme a la llegada del penúltimo mes del año.  

Un estadía fabulosa

Para evitar preocupaciones en el temible noviembre, he querido llevar a una ciudad fabulosa, a un grupo de dominicanos que, el día cuatro de noviembre del año 2022 y el 18 del mismo mes, pero de 2023, vivieron en carne propia lo que nunca imaginaron, a raíz de los fuertes e incesantes aguaceros que cayeron en casi todo el país. Para que se distraigan en este 2024, que prácticamente se ha pasado todos estos días lloviendo, quise darles un paseíto por este lugar donde las lluvias llegan de forma moderada y son para agradar a la naturaleza sin afectar a la gente. Allí, no se habla de cambios climáticos porque todos los habitantes cuidan del planeta. Desde la infancia, a las personas se les crea el nivel de consciencia suficiente como para que tengan claro que la basura va al zafacón, y por eso no hay temor ante la cantidad de agua que caiga.

En los centros de estudios

En aquella ciudad fabulosa, no sólo en el hogar se instruye a niños y niñas sobre la importancia de cuidar el medio ambiente. En los centros educativos, se realizan campañas concretas, en las que, con el buen ejemplo de los mayores, se logran resultados que repercuten en el disfrute pleno de todo lo que tiene que ver con los recursos naturales. Nadie le teme a las lluvias. Al contrario, son felices cuando al verla caer pueden dar testimonio de la bendición de Dios para que florezcan los árboles, para que se llenen los ríos y para que perdure la vida animal y la humana. En las escuelas y colegios de allí, hay asignaturas, cuyo contenido está basado en la importancia de preservar los ecosistemas y de cuidar, desde la misma casa, cada detalle que pueda vulnerar el medio ambiente. Ahhhh, pero en esa ciudad también hay autoridades que imponen régimen de consecuencia a quienes no respeten las normas establecidas para proteger el planeta. 

Tormentas que atormentan

Con asombro, los convidados a dar el paseo por la ciudad fabulosa, veían con qué agrado vivían allí su temporada ciclónica. No tenían miedo más que, a las fallas naturales que pueda tener su terruño y, que precisamente, no tiene sólo que ver con lluvias. Para el grupo, fue de gran valor ver cómo cada uno de nosotros puede ayudar para que noviembre deje de ser un mes temible para los dominicanos y para el mundo. Vinieron a su realidad, con la convicción de que cada vez que depositan la basura donde debe ir, que evitan el uso de empaques no biodegradable y que asumen su compromiso con la preservación del medio ambiente tienen más posibilidades de celebrar en noviembre el Mes de la Familia, no del tormento por las tormentas que azotan nuestro país.

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