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Comer en Medellín: “El Cielo”: realismo mágico de la gastronomía
Desde degustar un helado de cebolla hasta chuparse los dedos de la mano embadurnada de chocolate.
El Cielo es el nombre de varios restaurantes del chef Juan Manuel Barrientos. Los que funcionan en Estados Unidos (en Miami y en Washington, D.C.) tienen una estrella Michelín. Al de Medellín, Colombia, su propietario le da igual importancia, con un paseo cultural por cada región del país. Llego a El Cielo, en Medellín, con mi nieta Mariale Ramos Rojas, quien me invita.
A los pies de la escalera espera un joven uniformado con sombrero de copa. Me ayuda a subir. A la entrada una dama de negro nos muestra los espacios y alerta sobre el área del centro donde el agua del estanque ni se percibe. Sentadas a la mesa reservada por Mariale, (ha pagado todo lo que a comida se refiere), preguntan cómo queremos acompañarla: maridaje (es decir, vino en copa a tono con la comida que corresponda: espumoso, blanco o tinto), o con una botella de vino, o un coctel.
Decidimos el maridaje. Es un cargo adicional. (Al reservar piden citar lo que no podemos o queremos comer). No tenemos idea de qué van a ofrecernos. Es la experiencia gourmet del menú titulado “Realismo Mágico”, como el movimiento literario del cual Gabriel García Márquez es su más excelso representante. Dice así: Toalla, Welcome Shot, Carne Oreada, Choclo y Quesito, Trucha, Chocolaterapia, Sopa, Árbol de la Vida, Costas Colombianas, Vegetal, Amazonas, Barbosa, Versatilidad, Lulada, Cafetal, Petits, Velaterapia.
Personas en espera
En la parte inferior, el nombre María Ramos, y debajo una nota en inglés: “An edgy world where we feel the past with our hands, know the origins and exalt the tradition”. (“Un mundo audaz donde sentimos el pasado con nuestras manos, conocemos los orígenes y exaltamos la tradición”).
Es que el restaurante El Cielo es una provocación a cada sentido: el oído, al escuchar las explicaciones del camarero que de cada plato informa sobre el origen de sus ingredientes; el tacto, al masajear con chocolate líquido las manos como en la infancia; al gusto, cuando se paladea cada plato, cual un refrescante helado de cebolla y crema de arroz; al olfato, con el aroma del café; y la vista, con las finas presentaciones y un espectacular final: las nubes de El Cielo envolviendo la mesa. (Mi nieta, Mariale Ramos Rojas, tomó las fotos para este artículo en Listín Diario).
Velaterapia
El mozo enciende y enseguida apaga la vela y nos dice ver, tocar, oler y masajear las manos con un aceite suave que hay en la base. (En El Cielo, los chefs trabajan a la vista dc los clientes).