realidad y fantasía
Estamos de Boda
En casa ya estamos preparando lo que será nuestra temporada navideña, este año, con un ingrediente adicional: ¡Se casa mi primer nieto!
Si pudiéramos detener el tiempo solo por unas horas o, tal vez, por largos periodos ¿qué pasaría? Me hice esa pregunta a raíz de un comentario que oí casualmente.
Suponiendo que se encontrara la manera de pasearnos por el tiempo, como en una serie de televisión española que estuvo de moda hace unos años, ¿qué haríamos al detenerlo todo y poner marcha atrás? Seríamos más felices, o echaríamos en falta las maravillas que nuestro tiempo nos revela, cada vez con más frecuencia y a una velocidad que a duras penas nos deja asimilar lo que pasa.
Todos somos participes de lo que ocurre por un medio u otro, por el simple hecho de estar vivos. Cada mañana es un milagro y el sol guiñándonos desde lo alto nos recuerda que debemos emprender el día con optimismo y valor.
En casa ya estamos preparando lo que será nuestra temporada navideña, este año, con un ingrediente adicional: ¡Se casa mi primer nieto!
Naturalmente, Emma está convencida de que las predicciones del astrólogo empiezan a cumplirse. Ya se mandó a hacer un vestido de gala de una comadre costurera y salió a buscar los zapatos apropiados. No valió que le dijera que era una compra precipitada y que los calzados de hoy en día apenas duran una temporada.
No pude menos que retrasar mentalmente el tiempo y revivir la boda de la madre y todos los afanes e incidentes por los que atravesé hasta culminar con la novia en el altar, vestida de blanco, bella y radiante.
Emma me sacó de mi ensoñación, mediante una llamada al celular. Había encontrado los zapatos apropiados y regresaba presurosa. Tal vez podamos retrasar el tiempo y brincar del pasado al futuro; mientras tanto, tendré que ocuparme de mi propia vestimenta, ¡después de todo soy la abuela!