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¿Qué pasa si mi perro pierde un ojo y cómo esto lo puede afectar?
Lo cierto es que luego de la pérdida, los perros pueden tener una “vida normal”, no sin antes pasar por una serie de procesos que podrían ser frustrantes para ellos.
La idea de que un perro pierda un ojo es desgarradora; esto puede ocurrir, ya sea por la enucleación (procedimiento quirúrgico de extirpar el ojo) debida a alguna enfermedad o por algún acto violento que lleve a esto.
Lo cierto es que luego de la pérdida, los perros pueden tener una “vida normal”, no sin antes pasar por una serie de procesos que podrían ser frustrantes para ellos.
Uno de los casos más comunes en cuanto a la pérdida de un ojo en los perros son las peleas con otros animales. Ante esta situación de emergencia, el primer paso es acudir al veterinario más cercano y de esta forma “salvaguardar” la vida del canino.
“Si el veterinario determina enuclear, es un paciente que requiere varios días de internamiento, con revisión médica, manejo adecuado del dolor, antibioterapia y desinfección periódica”, explica la veterinaria Virmari Vásquez.
Emociones que experimenta el perro
Un ojo compensa la pérdida del otro, según indica la veterinaria. Sin embargo, una eventualidad como esta y la circunstancia en la que ocurre, puede influir en las emociones del perro y su comportamiento, especialmente si esto ha sido asociado a un trauma o maltrato.
“Puede generarle dolor, estrés, ansiedad, inseguridad por tener menos campo visual, lo que los puede llevar a sentirse vulnerables y a estar irritables o ansiosos”, detalla.
Todas estas emociones complejas pueden verse reducidas mientras el animalito se adapta, y “mediante un adecuado seguimiento y apoyo por parte de su propietario”.
Es posible vivir una vida normal a partir de esta pérdida, pasado el proceso de adaptación y tomando en consideración el cuidado de la salud del ojo que queda.
Para mejorar las condiciones de vida del perro, es necesario ofrecerles un entorno con mayor seguridad, ser pacientes y comprensivos con ellos en la nueva etapa y durante el proceso de adaptación evitar el contacto con otras mascotas, para prevenir alguna otra agresión.